Cansancio y nervios

Las pequeñas ya están en la cama.
Intentamos que se duerman antes de las nueve y media. A veces es fácil por que se quedan rendidas, otras veces no tanto.
Que sea fácil o no depende no sólo de ellas, ni sólo de nostros, a veces la mezcla de interferencias llega a ser milagrosa, otras veces explosiva.
Tanto más explosiva cuanto más cansados estemos la mamá y el papá ¿verdad?
Cuanto más cansados, menos paciencia.
Menos paciencia más fácil acabar con broncas.
¿Irse a la cama con una bronca?
Fatal.
Lo sabemos, pero quien esté libre de pecado tire la primera piedra.

Me paro un momento: ¿se merecen de verdad que me enfade con ellas? o más bien el problema está en que esta noche estoy muy predispuestos al enfado...

Por que es increíble cuanto puede llegar a ser efectivo el metodo de la tranquilidad y de la paciencia (mezclado con unas pizcas de firmeza, obviamente).

Y si es tan efectivo ¿por que no usarlo siempre? o más a menudo...
Simplemente por que no es fácil estar siempre en la mejor posición, estar siempre atentos a lo que hay y no hay que hacer. A veces uno se relaja (o no consigue relajarse, que en este caso tiene el mismo efecto)
Hacemos una vida dificil, dura, llena de motivos de estress y bla, bla, bla blablababa...
Demasiado trabajo, demasiado poco sueño, demasiado correr de un lado a otro, demasiadas preocupaciones.
Ya ¿y qué podemos hacer?
Lo más fácil es dejar que hagan los que les da la gana,por ejemplo que se queden despiertas hasta las tantas.
Me temo que no, mucho me temo que este camino acaba siendo la manera más fácil de meterse en un agujero sin salida.
Los niños necesitan dormir y mucho, no ocho horas, MUCHO MÁS!!
Dejarles despiertos hasta las tantas, sobre todo si la mañana siguiente tienen que madrugar es simple y llanamente una crueldad, mucho más que dejarles llorar un poquito.
El otro día intenté explicarlo a P.:

Durante el día estáis aprendiendo muchísimas cosas, no sólo lo que os enseñan en la escuela, mucho, mucho más.
Descubrís cosas cada momento: lo que hace la gente, los colores y los olores, los sonidos y nuevas palabras, historias, anecdotas, todo lo que habláis entre amigos es un descubrimiento.
Preguntas a papá qué significa ésto y como se hace el otro y a menudo papá sabe explicartelo por que lo he ido aprendiendo como tu ahora estás aprendiendo cada día más.
Todo esto que aprendes se puede comparar a una comida: comes, comes hasta que estás llena, ya no cabe más.
Digieres y al cabo de unas horas tienes otra vez hambre.
El cerebro hace lo mismo: durante el día traga, traga y traga todo lo que ves, escuchas, hueles y tocas y lo digiere por la noche, ordenandolo en su sitio para que cuando te hace falta puedas encontarlo.
Cuenta hasta diez. ¿Vés? Los números te salen sin esfuerzo.
Tu cerebro ha ordenado los números para que te salgan de la boca casi sin pensar.
Pero si no duermes ¿cuando tiene tiempo el cerebro de organizarlo todo?
Si por la noche no le das el tiempo de digerir todo lo que ha comido por el día el cerebro se atasca y acaba como el estomago ya no cabe nada... hay que dormir para aprender bien y para seguir aprendiendo.
Si no duermes lo suficiente además de cansada, nerviosa, irritable, acabarás un pelín turuleta...

Las ventjas de tener una hija de casi 8 años, hay cosas que puedo explicarlas y hasta me escucha!!!
;-)

Cuando son pequeños no es tan fácil que lo entiendan. Pero, por favor, si como supongo habéis leido el famoso método del doctor Devil, tened en cuenta que a veces hay sistemas que son peores remedios que el mismo mal que se pretende curar.
Cada niño es un mundo y se merece un esfuerzo, por parte de sus padres, un poquito mayor que la simple y llana aplicación de un método que puede llegar a ser, según cómo se aplique, una verdadera tortura.
Si vuestro hijo no quiere dormir, que es muy normal y frecuente, por que perderse lo mejor de la película no le gusta a nadie, buscad la solución adecuada, seguro que llegáis a encontrarla, utilizando los conocimentos editoriales y el sentido común, nunca sólo la primera parte.

Abrí un paréntesis que podría ser otra entrada.
Nada, acabo, volviendo a unas cuantas líneas hacia arriba, sobre lo frenético que son nuestras existencias de ciudadanos (residentes en una ciudad grande, y menos mal que también una gran ciudad)

Los que pueden disfrutar de ritmos lentos, aprovechen y valoren lo que tienen, no desperdicien ni por un momento una vida a medida de niños y de adultos.

Los que sienten una sana envidia, los que siempre desean lo que no tienen, los que a menudo echan balones fueras para escaquearse de culpas, pues a aguantarse ¿qué más remedio?

y a sonreir, que es más sano reirse un poco de los problemas que dejarse llevar por la triste duda sobre nuestra capacidad de saber resolverlos

Sana envidia

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