La vida es así...


No es alegre esta entrada, aviso, para quién no tenga ganas de leer palabras tristes.

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La vida está llena de escaleras: se sube y se baja, uno sube y otro baja, a menudo no sabes si estás subiendo o bajando, o si las dos cosas se producen al mismo tiempo...

Poco antes de recibir la asignación de P. a mi madre le diagnosticaron una recidiva de un tumor, viajamos a China con la duda de poder volver a tiempo...

La realidad supera con creces la fantasía... nunca hubiese podido imaginar que al recibir la asignación de nuestra segunda hija la situación se repetiría, pero así fue.
Viajamos a China a buscar V. cuando mi padre acababa de salir del quirófano, por un tumor de hígado, sin tener claro de si llegaría a tiempo para conocer a su segunda nieta.

Por suerte le dio tiempo de conocer la tercera, y el cuarto: un nieto, hijo de mi hermano, y una quinta nieta, hija de mi hermana.
Hoy vuelve a luchar con la enfermedad...

Mientras en la oficina esperamos la llegada de las asignaciones y la felicidad que llenará tantas casas, en otras la alegría se mezcla con la tristeza y, en algunas, la tristeza es tan grande que obliga a renunciar a la alegría.

A veces estás a punto de llegar al piso más alto y en empujón malvado del destino te hace precipitar abajo, abajo...

Es difícil digerir ciertas noticias y es más difícil aconsejar en situaciones que por el simple hecho de existir han eliminado la posibilidad de una salida positiva, cualquier paso das puedes incrementar un daño ya existente.

Es más difícil todavía cerrar el día dejando abierto un espacio al optimismo, pero hay que esforzarse, por que lo cierto es que hundirse no sirve de nada, ni a nosotros, los sanos, y menos a los que sufren en su propia carne, además que en su alma.

La vida es así...

Comentarios

  1. Hola Roberto,

    Entiendo perfectamente como te sientes, pues yo perdí el pasado abril a mi madre, después de unos cuantos años de lucha contra esta maldita lacra del siglo XXI como es el cancer.
    Solo puedo aconsejarte que estés al lado de tu padre apoyandole en su lucha, sin un gesto triste, que no le apetecerá ver, tampoco alegre, puede desconfiar. Simplemente que sepa y note que estás ahí. Eso le acompañará y reconfortará mucho más que las palabras de animo que puedas darle.

    Un abrazo.
    Javier // Getafe 21/11/2005

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