Conocer... entender...


Muchas de las mejores actitudes de los papás adoptantes, hacia el país donde nacieron nuestras pequeñas chinitas... y pequeños, claro!! se fundan en y se desarrollan por la buena voluntad y la inteligencia de quién las expresa. Mucho menos por y en el conocimiento directo de lo que con tanto cariño y convicción defienden. Defendemos.

China es, simplemente, un país extraordinario.

Hoy, haciendo copias de las fotos realizadas en mi último viaje, el mes pasado, he observando detenidamente esas imágenes.

Son imágenes que en muchos casos se alejan de los tópicos que arrastramos también los que hemos estado en China para cuidar de nuestras niñas. Estábamos muy ocupados en sus exigencias, en el papeleo y hemos estado guiados, casi siempre, por personas que hemos llegado a querer, personas extraordinariamente cariñosas con las pequeñas, preparadas para enseñarnos algunos aspectos de la tantas veces recordada cultura milenaria de China.

Pero casi inevitablemente nuestra estancia en la República Popular no llega casi ni a tocar esa otra China, la que realmente viven, disfrutan y sufren los millones de ciudadanos de ese inmenso país.

Sé que una parte de mis viajes a China por trabajo, son un privilegio y no voy a desperdiciar la ocasión que me brinda este buscado destino.

Pero no sólo en estas ocasiones iré a conocer la otra China, la China de la cultura más actual, la China que ha perdido el miedo a la innovación, al mestizaje, a la confrontación con el resto del mundo. La China desconocida.

La China creativa, que ha sido capaz de crecer también, sobre las cenizas de su milenaria cultura, que ha digerido los libros rojos, sin perder el color, más bien añadiendo otros colores a aquello, a ese tan bonito y vivo color...

Viajaré con mis hijas todas las veces que pueda y animaré mis familiares y amigos a hacerlo. No hay mejor forma de gastarse el dinero que viajar.

Es mucho más fácil transmitir a mis niñas el entusiasmo sincero hacia el país donde han nacido, cuando quién lo hace volvería a tomar mañana mismo un avión de vuelta a la República Popular.

Este derroche de entusiasmo no quiere ocultar otras caras de la realidad.
Es verdad que no hay que ser excesivamente generosos a la hora de juzgar el modelo de crecimiento que está aplicando China. Mucha gente sufre allí por los desequilibrios y las diferencias que nacen del desarrollo de una territorio tan inmenso.

Es verdad que hay muchas injusticias. ¿Pero donde no las hay?
¿Existe un camino del todo exento de injusticias?
¿Tenemos que sobreponer esta parte de la realidad política a todo el resto?
Las personas, las cosas, las emociones, los mercados, la calle, el arte y el trabajo, todo está unido y entrelazado, pero nuestro juicio no puede ser único.

Conocer es entender. Si algo no se conoce es presunción pura e inaceptable pretender juzgar y pontificar sobre aquello.

No olvidaré nunca el reproche y la molestia de Lian, nombre ficticio que daré a una chica, china, que conocí hace años.
Acababa de escuchar una vez más una de las clases magistrales de justicia y democracia con la que la tenían acostumbrada y aburrida por estas latitudes.
Narizotas que consideraban que sus ojos rasgados eran motivo suficiente para soltarle a la cara cualquier memez se le hubiese ocurrido sobre un País que no habían pisado en su vida.
Discursos de una inaguantable superficialidad, basados en los profundos estudios de las páginas de crónica de algunos periódicos...

Después de escuchar con paciencia, ella muchas veces decía: la comida, aquí, está muy de no buena calidad y mucha cantidad.
Un día regresaré a mi país, allí yo he sido muy feliz, así que cuando llegue la hora de regresar, seré contenta por que allí he estado muy bien, con mi familia, mis amigos y estaré mejor de lo que tu piensas.

No hay más que viajar a China para darse cuenta que tenía razón.

Construyamos puentes y no muros.

Comentarios

  1. Siempre "puentes y no muros", claro que sí. Cuando se empieza a conocer China, también se empieza a amarla.
    Una vez China entra en tu vida , ya no te abandona nunca y siempre intentarás buscar el "común denominador" entre lo que conoces y has vivido y lo nuevo, el país que a diario vas descubriendo y que en cierto modo también pasa a ser parte inseparable de tu vida.
    ¡Qué suerte has tenido con este viaje reciente...!
    Saludos

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tus palabras. Los comentarios se agradecen y animan!

Entradas populares de este blog

Nadie es prescindible

El dragón que devora el sol