Papeleo (Desde China 5)

La mañana del jueves la cita es a las ocho de la mañana en el hall del Hotel.
En Nanchang hay que hacer trámites en tres sitios diferentes.
Cada provincia tiene su sistema, en algunas han organizado las cosas de una forma más sencilla, todos los trámites se realizan en el mismo edificio.
Pero en Liaoning, para haceros un ejemplo, el pasaporte se realiza en la sede de la policía de la localidad donde ha nacido el niño, por lo que para este trámite hay que desplazarse desde la capital de la provincia donde se hace todo el resto, a su ciudad, donde ha nacido o ha sido encontrado. En esta provincia se encuentran estos días dos familias que viajan con Transmes. Han sido asignadas de dos niños, ambos de unos tres añitos.

En las adopciones de la provincia de Jiangxi, cómo en la mayoría, todo se hace en Nanchang pero tendremos que pasar por el Registro Civil, por el Notario Público y por fin por la Policía, para solicitar el pasaporte chino de las peques.

La cosa nos llevará casi toda la mañana, considerando que aquí a las 12 se come.
Casi todos llegan puntuales.
Ayer se dijo de no llevar carrito. Con una sonrisas las guías observan el grupo en el hall del hotel. Hay muchos carritos... es la confirmación de mi impresión de ayer, en ciertos momentos nuestra capacidad de atención es necesariamente limitada (o muy limitada, a veces, inexistente :-)

Otra señal: no pocas niñas tienen un tercio de la ropita de ayer, una capa, algunas hasta están en manga corta.
Es verdad que no hace nada de frio, pero ¿recordad en lo que insistió Yolanda?
Una sonrisa le hace tomar las cosas con filosofía.
La sonrisa de los guías, una imagen que para muchos será el marco rosa de unos recuerdos imborrables.
Desaparecen algunos detalles de la memoria, pero se queda el acento de su castellano... las frase repetidas... los tics y su capacidad de transmitir serenidad y seguridad.
Nuestra voz en China.
Gracias a todas las guías que han hecho mucho para miles de familias, para que estos días tan emocionantes, tengan un toque cada vez especial.

Las niñas están bien, alguna más delgadita.
Muchas bien gorditas.
Una mamá comenta que al lavarla le sacó de entre los pliegues del cuello todo un historial de pelotitas...
Pero la impresión es que llegaron todas bañaditas, aunque a lo mejor no con el esmero que sin duda pondrán sus papás a partir de ahora.
Más de una tiene diarrea. Dos han tenido fiebre.

Casi todas han dormido bien, a lo peor con despertar nocturno para comer.
Algunos papás al contrario están cansados por haber dormido peor, pendientes de la respiración de la niña...
de una vuelta en la cama, de un amago de llanto...
Al momento de salir del hotel, un tópico que nunca falta: una niña se hace caca y hay que subir a cambiarla, por que está hecha... en fin podéis imaginar, ni el pañal ha sido suficiente
O quizás el pañal estaban mal colocado, cosa también posible, en el autobus hicimos con una familia un cursillo rápido de cómo cambiar de pañal con la velocidad del rayo.
Muchas peques han llegado con los pantalones abiertos en el medio, y el pañalote que sobresalía :-)

Primer paso el registro.
Una gran sala de espera, en las paredes sillones y sillas de madera tradicionales, algunos hermanitos juegan, hay espacio de sobra.
Las guías se afanan en dar instrucciones, explicando lo que hay que hacer, empezando a llamar a las familias para que pasen en la habitación del fotógrafo para el retrato que se pondrá en el Libro de familia.
Algunas niñas no tienen ni la más minima intención de sonreir o aunque sólo de estar quietas.
Esa foto en el libro de familia, también... cuantos recuerdos...
Hay que pasar, antes o después, por las preguntas del oficial del registro:
¿Qué edad tenéis?
¿Cuantos años?
¿desde cuando estáis casados?
¿Vais a maltratar a la niña?
¿La abandonaréis?
¿Tendrá los mismos derechos de vuestros hijos biológicos?

Otro paso más, poner la impronta del piedecito que se pasa en una almohada con tinta en un documento.
Pasar a pagar el donativo, el registro, el anuncio de su encuentro en algún lugar de la provincia y relatado en dos líneas en la última página del periódico local.
Muchas niñas han sido entregadas con el original del periódico, fotos pequeñas, a veces totalmente irreconocibles, otras mucho más claras. Esos diminutos anuncios llenaban una página entera, no los conté, pero en el periódico que tuve entre manos, del 2 de agosto de 2007, había por lo menos 100, quizás más.
Suelo evitar fijarme demasiado en aspectos que producen dolor y pena, siempre que mi atención no pueda producir algún efecto positivos, desgraciadamente casi nunca es posible, pero en este caso a pesar que nada podía hacer, no pude evitar de quedarme casi ipnotizado por esa cascada de pequeñas imágenes, imaginando cuantas historias había concentradas en ese espacio, detrás de esas cientos de caritas casi siempre llorosas...

En el Registro está el director del orfanato, y algunas cuidadoras.
Las más mayorcitas las ven y quieren irse con ellas.
Es un momento difícil.
Una cosa es la teoría, otra es la práctica de sufrir en carne propia los lloros desesperados de tu hija que quiere escaparse con su cuidadora.
Son dos niñas de unos dos añitos, que además han sido compañeras de cuna.
Hay imágenes que quedan grabadas en la retina, y valen más de mil palabras.
Y se transforman en lágrimas de emoción.
Tan pequeñas... han vivido más que algún adulto.
Se cogen, mano en la mano y bajan los 4 escalones de la oficina del notario.
Todos nos quedamos embelesados!!!

Además de anunciar que esta crónica seguirá, querría decir que en los próximos días colgare una parte de las muchísimas fotos que hicimos, puede que hasta mi vuelta a casa, el 25, me sea complicado, pero es una promesa.


Bueno, son las dos de la mañana.
Os mando a todos un abrazo, hoy desde Pekín

Roberto

Comentarios

  1. Roberto, quiero agradecerte que te tomes estas molestias por tenernos informados. Lo que cuentas es muy emotivo. Espero que la adaptación de las niñas sea lo más rápida posible y que las pequeñas enfermedades desaparezcan para que puedan disfrutar de su estancia en China. Gracias y un saludo,
    Lu

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