Testimonio sobresaliente

Brenda, en su valiosísimo blog: Adopción por dentro, nos ofrece un testimonio que os invito a leer en la entrada del martes 8 de julio:

El pasado no se puede cambiar, el presente sí

El mundo es, en algunas ocasiones, mucho más pequeño de lo que parece.
Aunque sin tener ni una nota, ni un detalle de los padres biológicos de nuestras hijas, en China ésta es la norma, es perfectamente posible que llegue el momento en los que unos hilos de luz rompan la oscuridad del desconocimiento.

Esos hilos de luz pueden ser buscados, o pueden aparecer sin ser deseados.

Habrá niñas que buscarán con ahínco en su pasado, otras que no demostrarán tanto interés, cada niño es un mundo, no hay normas, ni reglas que valgan para todos.

Lo mejor que pueda hacer un padre es estar abierto a todo, sin reticencias. Está claro, por otro lado, que algo influimos en las actitudes y forma de ser de nuestros hijos, aunque quizás menos de lo que pensamos, tememos o deseamos, pero nadie puede llamarse impune, pase lo que pase.

El tema de los orígenes es importante.
Pero la actitud de poco interés, que puede ser manifestada por algunos adoptados, también tiene que ser respetada.
No hay que caer en los errores opuestos: no hay que empujar cuando el otro quiere ir a su ritmo, o frenar cuando quiere lanzarse.
Hay que ser disponibles, ofrecerse.
El Maestro que vale es él que ayuda a su discípulo a despegar sus alas.
Los padres, además, amamos a nuestros hijos.

El amor tendría que empujarnos a buscar la felicidad de nuestros hijos. No su desdicha.
No hundirles en el lodo del dolor, si no enseñar que cada pozo tiene su salida, y que en la oscuridad de su profundidades la luz es un redondo claro, que se distingue perfectamente.
La felicidad es posible.

La felicidad es una disciplina cargada de poesía.

Quizás algunos puedan interpretar mis palabras en el sentido equivocado. Nada más lejos de mis intenciones quitar importancia a los días, meses, años de vida de nuestros hijos adoptados en los que no han estado con nosotros.
Absolutamente NO.

Pero no creo que pueda expresar mejor lo que quiero decir de como lo ha hecho Mark Rodgers, que cito desde el blog de Brenda, que ha traducido las cartas de su madre a él, y la suya a su madre.
Fue adoptado a los tres años en Corea y en circunstancias ejemplares de lo dura, cruel e injusta que puede ser a veces la realidad que hace adoptable un niño.

Leed la entrada en el blog de Brenda:

El pasado no se puede cambiar, el presente sí

al final, allí, un comentario mio y su respuesta.


Voy a copiar sólo unas frases, un mensaje cargado de vida y de ánimo:

"Trágicamente no podremos nunca volver a capturar esos años perdidos. Fácilmente yo podría estar consumido de furia y depresión si solo me enfocaba en las injusticias que sufrí hace 25 años.

"Mientras intento comprender todo lo que ha pasado, me he dado cuenta de las muchas cosas maravillosas que han pasado como resultado de mi adopción."

Ojalá todos reciban y sientas cómo suyo este mensaje cargado de energía positiva.

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