Recuerdos de viaje

Adoplandia o Chinolandia... la verdad que en algún momento pensé en abrir un blog con ese nombre o llamar Chinolandia a este.

No tendría que ser necesario remarcar, por ser más que evidente, que China representa para nuestras vidas algo muy, muy especial.

A veces escucho viajeros (y hasta padres adoptantes) decir todo tipo de vulgares y tópicas barbaridades sobre China y me parece, obviamente, muy injusto, e imperdonable cuando ciertos comentarios salen de la boca de un adoptante en China. Las vibraciones se transmiten, nuestros hijos son antenas sensibles, no le ayudará mucho percibir notas disonantes hacia el lugar donde han nacido... pero sobre todo por que no es justo que transmitamos aquellas ondas, cuando China es un país precioso, lleno de gente encantadora. Y diferente, claro. Ya se sabe: ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio...
Sería necesaria una entrada en el blog sólo sobre este tema, y creo que algo escribí hace tiempo... no puedo recordar los argumentos de los casi 700 post del que se compone esta humilde pero ya bastante o demasiado amplia bitácora.

Hoy quería dejarme llevar por los recuerdos de un viaje a China, realizado en enero del año pasado, trascurrido en parte acompañando felices familias (a las que organizamos el viaje más bonito de todos los posibles: el viaje para ir a buscar a nuestros hijos!!) en parte visitando zonas y lugares que no conocía.

Hoy publicaba algunas fotos en el muro de Facebook  de Shui viajes.

La magia de las fotos... sacan del olvido los recuerdos: olores, colores, sonidos, situaciones, caras, muchas, muchas imágenes. Vuelven a la memoria: todo es emocionante, sugerente, hasta misterioso, y al mismo tiempo cargado de historia y de historias.

Por ejemplo Pingyao.
 Viajar en invierno tiene el inconveniente del frío, pero muchas más ventajas. Las aglomeraciones de turistas son menores, puedes tener la suerte de pasear por una calle y escuchar sólo el ruido de tus pasos, puedes pararte sin prisas a disfrutar de un rincón libre de piernas, brazos y cabezas ajenas... o casi libre, por que claro, ir a China esperándote la soledad, ejem... es equivocarse desde lo básico en el entendimiento de su realidad.

En Pingyao el humo del carbón ciertamente no favorecía un aire limpio, pero sí unos juegos de luz especiales.

Llegamos en tren muy temprano y una encantadora y jovencísima guía local nos recibió con una gran sonrisa y las pequeñas manos calentitas por tenerlas bien protegida en los bolsillos de la chaqueta.

Siendo temporada baja el hotel hasta tenía las habitaciones libres a esa hora intempestiva y nos permitieron el check-in.

Pudimos reconfortarnos de una noche de sueño mil veces interrumpido (duermo fatal sea en los trenes que en los aviones...) con una buena ducha caliente, un desayuno picante y sabroso, para después empezar a pasear por la ciudad, cuando ya se hacían visibles muchos de sus habitantes, ocupados en los quehaceres cotidianos.

Los grises de las piedras, los techos que mirados desde lo alto se perseguían en una carrera delimitada muy  a lo lejos por unas murallas que sucesivas restauraciones han dejado casi demasiado perfectas.

Por que metiéndote en las callejuelas los cientos de años de las casas se hacían notar en más de un detalle,  montones de ladrillos, grietas. laborares de reforma, todo muy auténtico.

Dicen que en unos años Pingyao se transformará en una especie de parco de atracciones, con los habitantes obligados a vestirse - disfrazados - con ropa de las épocas de antaño...

Quieren recuperar en los comercios las monedas de hace unos siglos... en fin, no sé como acabará la cosa, pero por si a caso os animo a no tardar mucho en visitar esta localidad, en China las cosas cambian rápido.


De repente nos llama la atención una zarabanda: petardos, ¡una boda! Nos avisa la guía...

De hecho, al doblar una esquina nos encontramos con los restos de las explosiones en forma de nubecitas de humo que lentamente suben hacia el cielo.


Dentro de un palanquín está la novia, alrededor un grupo de comparsas que participan al jolgorio, con pinta de haber sido contratados por que en la espalda de sus trajes de lujoso raso amarillo o azúl aparece el nombre de una empresa y hasta el teléfono de contacto.

Genial!

Pingyao fue sede de los primeros bancos chinos. En alguna de las lujosas e inmensas demoras de antiguos banqueros puedes casi tocar con mano los primeros cheques, y descubrir los sistemas que permitían evitar, también en las comunicaciones entre puntos muy lejanos del País, falsificaciones, engaños, estafas, fraudes y robos.

Muy, muy interesante.

Pingyao fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco al final del milenio pasado, en 1997. El turismo ha ido en aumento, si bien sigue siendo desconocida a la mayoría. 

Los hoteles se han incrementado en número y en calidad, aunque los más interesantes son los pequeños, de pocas estrellas, o ninguna, pero llenos de atractivos por su disposición, decorado, mobiliario.

Parte de la visita fue trabajo, y de hecho la dedicamos a visitar hoteles. 

¿Verdad que no es muy común encontrar un armario que en realidad es un baño completo? En este tipo de establecimientos la ducha descarga directamente en el suelo, con un desague de lo más sencillo, como podéis ver en la foto, y por esto en todas las habitaciones se ofrecen chanclas de plástico de lo más apto para evitar ir limpiando el suelo mojado con los pies...

Pero ningún viajero puede quedarse indiferente cuando se aloja en lugar como el que veis aquí:

A una hora de carretera, más o menos, se encuentra una de las mansiones más famosas de esta zona.

Fue donde grabaron la película de Zhang Yimou la Linterna Roja


No es propiamente el lugar más interesante de la zona, pero en fin, una etapa puede merecer la pena, sobre todo si te diriges a la Capital Tayuan y vas de paso.



seguirá...

Comentarios

  1. Eso que cuentas es ENAMORARSE. Sabes Roberto, que una vez te ocurre ya no hay marcha atrás y siempre quedan esos recuerdos peremnes, nítidos e imborrables que te hacen ver el país que para tantos es lejano, misterioso y para muchos (demasiados últimamente) amenazante, como un país fascinante y querido. Para siempre.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. LO CONOZCO... PINGYAO, UNA CIUDAD IMPACTANTE A PESAR DE LA CONTAMINACIÓN POR EL CARBÓN. TAN DISTINTA ... CON ESE OLOR QUE PENETRA HASTA LAS ENTRAÑAS... SÓLO RECORDAR ESE DÍA ME TRAE RECUERDOS INCREÍBLES...
    NUESTRO HIJO NACIÓ MUY CERCA DE ALLÍ, Y A PESAR DE SER ENTREGADO EN TAIYUAN, EL VIAJE A PINGYAO FUE INCREÍBLE. FUIMOS UNOS DÍAS MÁS TARDE QUE TÚ, EN FEBRERO DEL 2010 Y YA NO HABÍA NIEVE ALLÍ, PERO SÍ MUCHO FRIO. UN FRIO INTENSO...UNAS GENTES DE ESA CHINA QUE NOSOTROS IMAGINÁBAMOS...GENTE QUE SE ACERCABA CURIOSA... DIOS, CUÁNTO NOS GUSTARÍA VOLVER!!!
    GRACIAS POR ESTE POST Y AUNQUE SÓLO SON RECUERDOS, SON "NUESTROS RECUERDOS" Y ASÍ TENDREMOS QUE CONTÁRSELOS A NUESTRO PEQUE .

    ResponderEliminar
  3. Gracias por los preciosos comentarios :-)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tus palabras. Los comentarios se agradecen y animan!

Entradas populares de este blog

Nadie es prescindible

El dragón que devora el sol