Visita al orfanato


Estando en China, por la noche, al volver al hotel, siempre dedico un rato a escribir.
A veces doy forma de carta a mis desvaríos...

Necesito contarte de esta tarde, compartir lo que ha sido: casi sin ser nada, uno de los momento más emocionantes y duros del viaje. De todos los viajes donde, por un motivo o por otro, me acerco a un orfanato y desde allí se quedan en mis carnes y en mi recuerdos heridas.
He visitado muchos y siempre he salido llorando. No los recuerdo todos, por que mi memoria me ayuda a recuperarme olvidando.
Uno no lo olvidaré nunca, el de Tianjin, donde estuve más de una hora, acariciando pequeños con todo tipo de enfermedades y malformaciones... sonrisas a los peques y el corazón roto, fue terrible, salí de allí deshecho en lágrimas y me quedé como un trapo sucio un par de días. Me vuelven las imágenes de aquellos niños y niñas sin papás, sin todo el cariño que se merecen, que está en su derecho, así tendría que ser... y que no recibirán a lo peor nunca, por muy cariñosas sean las cuidadoras, y los son, como puedes ver en la fotos que te mandé.
Desde entonces procuro evitar.
En el fondo ya sé todo.

Esas paredes son una montaña de dolor, de historias tristes, desgarradoras, de madres que pierden lo que más vale, de niños solos, abandonados, en una caja o en una cama de hospital, en muchos lugares... no puedo quitarme de la vista la imagen de esos niños que aunque sólo por unas horas, a lo mejor, pero qué más da, ya no tienen quién les ha traído al mundo y no ha podido cuidarles.
Sea cual sea el motivo, siempre, siempre será terrible.

Intento ser positivo, pienso que también son un refugio de esperanza, una posibilidad, un techo donde poder vivir momentos de alguna forma felices, y que hay niños que ni eso tienen. Pero lo peor no consuela el menos peor. Cuando estoy cerca de esas paredes es como si todo el sufrimiento recogido allí dentro se me cayera encima a cortarme el aliento, a llenarme de lágrimas y de rabia por las injusticia de este mundo de mierda...

De un lugar así han salido mis hijas, y tendría que ser feliz por eso. Lo estoy, soy feliz... de que haya podido ser papá de mis niñas, más feliz imposible. Pero son estos momentos donde la felicidad se esconde, por un momento o por eternos minutos y todo el dolor que es fuente de mi felicidad me rompe en mil pedazos el corazón.
No puedo parar las lágrimas.

Respiro...

Hoy hemos estado en el orfanato de Datong. En las charlas con las familias adoptantes siempre desaconsejo estas visitas. Muchas veces los peques, al volver al sitio donde han estado mucho tiempo, hacen una regresión. Ya empezaban a tranquilizarse y a hacerse con sus recién estrenados papás, y de repente vuelven al orfanato y aunque sean muy pequeñitos, algunos sienten la duda de si sus nuevos cuidadores son los definitivos o no. Si volverán allí, si lo ganado puede perderse otra vez...

Hasta la puerta del orfanato no tenía claro qué hacer.
Pero cuando S., una de las mamás, dijo: yo no entro, no quiero que al peque le de un soponcio por que además está dormido, me quedo en el autobus...
lo tuve clarísimo, me quedo a hacerte compañía. Y no entramos, le hice señal a Ling Xiao, que me llamaba para ir, de entrar sin mi, no podía, no.
Ya he tenido suficiente, sé todo lo que hay que saber. Quizás más, después de tantos años metido en el tema. No me sirve entrar en el orfanato.
Ver un montón de niños que te echan los brazos, o que lloran, o que callan y te miran, con miradas que son como cuchilladas...
Me quedo.
Los demás entran, pero a los dos minutos otra mamá, vuelve con su peque, pasea en la entrada, pero no quiere ir más allá.

Esperamos a que los demás vuelvan, y de repente sube al autobus una señora, y sé al instante quién es.
La cuidadora del hijo de S. que ha preferido no entrar. La pobre mujer no ha podido resistirse, deseaba ver al pequeño que ha cuidado por muchos meses, que le habrá regalado las sonrisas de las que ahora se delician sus papás, que le ha enseñado las canciones que el pequeño canturrea sin parar.
La señora sube al autobús y la mirada se cruza con la de S. Las dos miran al peque en silencio y después intentan hablar, lo hacen despacio y en voz baja, para no despertar al pequeño. Dicen palabras en idiomas que no entienden, pero que son más claras que si hablaran la misma lengua. De hecho la hablan...
Se me remueve dentro todo, pero tengo que hacer una foto, por que esa imagen sé que valdrá mucho.
... antes de correr fuera del bus con los ojos llenos de lágrimas y sollozando como no me pasaba desde hace... en el fondo no es tanto tiempo.
Me pasa cuando recuerdo mi madre y mi padre y cuando me siento, tan grandullón cómo soy, sólo y y perdido sin ellos.
Después, como siempre, te recuperas, volverá la alegría, sí, es cierto.

Perdonadme por escribirte esto. Necesitaba desahogarme.


r

Comentarios

  1. Pero como se te ocurre acabar pidiendo perdon.

    Por ser como eres y transmitirlo tan bien es por lo que te leemos.

    En gran parte gracias a ti muchos de nosotros somoo afortunados por tener una pequeña princesa china en casa.

    Gracias mil por tu desahogo.

    Un abrazo,
    Roque (afortunado papa de Ines Yu)

    ResponderEliminar
  2. Roberto, eres muy grande, y con tus textos nosllegas siempre al corazón, yo también he llorado.
    Gracias por ser como eres, me encanta leerte.
    Marta

    ResponderEliminar
  3. Muchisimas gracias....otra mama superafortunada.
    Siempre son tus palabras realistas y muy muy emocionanre.

    ResponderEliminar
  4. Gracias Roberto, por compartir estos sentimientos.............me he imaginado a mis niñas en China, a sus cuidadoras...............y me he vuelto a emocionar.

    Un abrazo

    Marian

    ResponderEliminar
  5. Me ha emocionado tu escrito. Yo soy de esas personas que siempre quise ir al orfanato de mi hija, ver dónde habia pasado unos pocos meses de su vida. Conocer a la familia de acogida.... Pero sé que se me hubiera partido el alma ver esas caritas alzando unos brazos, pidiendo una caricia....
    ¡Gracias Roberto por tu relato!

    ResponderEliminar
  6. Gracias por la entrada.

    otra madre afortunada de una niña que estuvo tres años en un orfanato.

    ResponderEliminar
  7. Aysssssss, tengo toda la piel de gallina. He sido capaz de ver por tus ojos esa preciosa escena. Gracias por compartirla.

    ResponderEliminar
  8. Es muy bonito ver lo que tus ojos ven..Es una virtud dificil de encontrar.
    La vida es una pelicula unica y intransferible llena de pequeños momentos llenos de gran valor.
    Saludosssss de una mama impaciente por ir a por su hij@
    Nuria y Juan
    03/08/06

    ResponderEliminar
  9. No pidas perdón por escribir ésto...yo, te doy las gracias...por dar recuerdo a esos niños que nunca tendrán una familia, los enfermos, los deformes, los que pocos quieren como hijos...Yo tengo una hija...modelo...y tengo un hijo magnífico, que llegó por Pasaje Verde...había nacido con labio leporino y paladar...y luego descubrimos que además era sordo profundo...Anoche, mientras tu vivías de ese recuerdo de caritas llenas de soledad, tristeza y abandono...yo, dormía junto a mi hijo agradeciendo a la vida que estuviera en la cama de su madre, calentito y amado...Lo acaricié y dí gracias...por haber llegado a mi vida...Hoy paseaba con él por mi ciudad...él lamía una golosina y...mirándolo...sonreí..."gracias, por haber llegado, hijo..."Siempre piendo...¿qué hubiera sido de él si se hubiese quedado allí para siempre...? Y siempre las lágrimas acuden a mi cara y la satisfacción de que NO se quedó, sino que vino y lo amamos...Gracias por lo que nos cuentas, Roberto, nunca dejes de hacerlo...
    Besos...emocionados...

    ResponderEliminar
  10. He visitado ese mismo orfanato Rob y salí de allí con la misma sensación, dolor, mucho dolor de ver que los menores se hacen mayores dentro de aquellas cuatro paredes.

    Alicia

    ResponderEliminar
  11. Querido Roberto
    Mil gracias por compartir ese y otros momentos con nosotros. A través de tu relato del momento he sentido como si yo también estuviera allí contigo, he visto a esa madre y a su cuidadora y me he bajado contigo del autobús a sollozar, por eso y por mi querid@ hij@ que vendrá en la próxima asignación. ya se que lo único que puedo hacer por mi hij@ será darle toneladas y toneladas de amor, pero eso no me quita el dolor de no saber que ha sido de su vida en estos 6 a 8 años que tiene y que no ha compartido conmigo.
    Estoy en este momento llorando por no poder abrazarl@ y además con rabia de saber que después de 7 años de espera podía haber estado conmigo desde bebé.
    Vuelvo a repetirte, mil gracias por estos momentos tan maravillosos que compartes con nosotros, que, aunque los sintamos muy duros, son mejor que la realidad de esos peques que alzan los brazos para que alguien los coja.
    Mil besos y te doy un enorme pañuelo para compartir contigo,que seques tus lágrimas y sollozos.
    Un enorme abrazo

    ResponderEliminar
  12. Es una entrada muy bonita, muy sentimental... Dadas las condiciones en que vino mi pequeña te puedo asegurar que lo ultimo que me gustaría en este mundo es ver a su cuidadora... aunque tenga conocimiento del pais, de las condiciones de un orfanato... no perdono.
    saludos

    ResponderEliminar
  13. Hola: Estoy haciendo, a trancas y barrancas, lo que me dijo D. Joan: Recomendar los Blogs más interesantes en los míos (forofamiliastur.blogspot y nosveremosenlasurnas.blogspot) y contactar con vosotros y con los de "Cum Petro", a ver si así, y teniéndolos algo más al día consigo que me lean. Espero que me echéis una mano pero lo que no creo que consiga es tenerlo tan bien hecho como el vuestro. Un afectuoso saludo. Adolfo

    ResponderEliminar
  14. Gracias Roberto por tus comentarios y por tus palabras. Pones blanco sobre negro lo que muchos que hemos estado en China sentimos. Cuando despues de todo el largo proceso abrazas a tu hijo sientes lo mas grande que jamas sentiras en tu vida. Sin embargo, en mi caso, una vez que estas en casa no dejas de pensar en tantos y tantos que todavia siguen alli necesitados de amor y cariño.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  15. HOLA ROBERTO, APROVECHO PARA DARTE LAS GRACIAS POR TU AMISTAD EN FACEBOOK, SOY JOSE MANUEL DE CORDOBA, PADRE DE UNA NIÑA DE GUIPING DE OCHO AÑOS YA, AHORA HACE SIETE DE NUETSRO VIAJE, Y DENTRO DE UNOS DOS MESES DE OTRA U OTRO PEQUE DE CHINA TAMBIEN SOMOS DE 10 DE AGSOTO DE 2006. QUERIA DECIRTE QUE ME HA EXTREMECIDO TU RELATO Y QUE ME ENCANTARIA VER ESA FOTO TAN ENTRAÑABLE DE LA CUIDADORA, MI MAIL ES exabog@hotmail,com UN ABRAZO Y UN AMIGO PARA LO QUE NECESITES Y ESTE EN MI NANO.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tus palabras. Los comentarios se agradecen y animan!

Entradas populares de este blog

Nadie es prescindible

Madre, hijo y Eckhart Tolle