Paciencia

La paciencia es la varita mágica que nos permite ser padres aceptables. De los que sus hijos definen como "pues, bien, normal, en fin, sí, ok..." No os esperéias mucho más de un hijo adolescente :-)
No me atrevo a utilizar la palabra "buenos" buenos padres, por que para eso se necesitan mcuhas más cualidades de calidad.
Pero si tenemos paciencia, seguro que conseguimos mucho más de lo estrictamente necesario.
No se confunda la paciencia con ser permisivos. Son dos cosas diferentes.
Uno puede ser paciente y firme. Si es sólo firme será, muy probablemente, un impaciente.
Si uno es paciente probablemente conseguirá ser firme en el momento en el que es necesario serlo, y lo será, por que a través de la firme paciencia y tranquilidad transmitirá mejor su voluntad,  será más convincente y el empuje educativo será más cuerdo, sosegado y, en definitiva, eficaz.
La paciencia en nuestro entorno es un bien tan raro como precioso.
Las prisas, la impaciencia, el nerviosismo se contagian, son como virus mutantes,  para los que nunca se encuentra antídoto.
La realdad  es que el esfuerzo para ser pacientes siempre tiene mejor recompensa y duradera que lo contrario.
No es nada fácil ser padres y educadores, pero hay errores muy evidentes que hacen más complejo conseguir un resultado aceptable. Y uno de los errores más claros es de no ser buen ejemplo de lo que queremos transmitir.



Comentarios

  1. Aunque esta entrada segun se mire da para mucho, solo puedo decirte que a veces la paciencia es cuestion de respirar profundo antes de actuar, y otras como en mi caso en estos momentos es impuesta, pues no me queda otra que tener paciencia. (Creo que ya tengo dos o tres Master en paciencia.... jajaja).

    Un beso,
    María J.

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