En Diciembre de 2004.
El tiempo vuela y 9 años parecen una eternidad.
Cuantas cosas han cambiado en la adopción en China. No sólo en la adopción en China.
Pero hay cosas que no cambian, por mucho que casi todo lo que les rodea, sí.
Por ejemplo no cambia que los orfanatos del mundo, incluidos los que tenemos muy cerquita de nuestras casas, están llenos de niños que no tienen una familia. En Asia, África, América y por supuesto en Europa.
A pesar de la muchas veces indignante campaña anti adopción que se libra por algunos.
Se cierran países y los niños se quedan dentro. Problema resuelto. Amarga ironía, pura realidad.
En este blog he tratado muchas veces el tema. Sigue siendo de actualidad.
Para el número 8 de la revista de AFAC Nihao, de finales del año 2004, publiqué un editorial que hoy, buscando antiguas fotos, he encontrado en su original.
Permitidme copiarlo aquí tal cual.
Las primeras líneas nos hablan de una situación que es duro recordar para las familias que ahora se acercan a los 8 años de espera... Lo que sigue, creo que no ha cambiado.
Editorial en el n. 8 de la revista Nihao (accesible en la web de AFAC para los socios)
Cuantas cosas han cambiado en la adopción en China. No sólo en la adopción en China.
Pero hay cosas que no cambian, por mucho que casi todo lo que les rodea, sí.
Por ejemplo no cambia que los orfanatos del mundo, incluidos los que tenemos muy cerquita de nuestras casas, están llenos de niños que no tienen una familia. En Asia, África, América y por supuesto en Europa.
A pesar de la muchas veces indignante campaña anti adopción que se libra por algunos.
Se cierran países y los niños se quedan dentro. Problema resuelto. Amarga ironía, pura realidad.
En este blog he tratado muchas veces el tema. Sigue siendo de actualidad.
Para el número 8 de la revista de AFAC Nihao, de finales del año 2004, publiqué un editorial que hoy, buscando antiguas fotos, he encontrado en su original.
Permitidme copiarlo aquí tal cual.
Las primeras líneas nos hablan de una situación que es duro recordar para las familias que ahora se acercan a los 8 años de espera... Lo que sigue, creo que no ha cambiado.
Editorial en el n. 8 de la revista Nihao (accesible en la web de AFAC para los socios)
En pocos días estarán aquí las
asignaciones de los expedientes de junio 2004, no han pasado ni 4 semanas desde
que llegaron las de las familias de mayo.
Otra jornada cargada de alegría, de sonrisas, de nervios y de sorpresas.
Hace pocas semanas pasaron por AFAC, en menos de
12 horas, sesenta familias, cada una con su carpeta llena de ideogramas, de
fotos, de caritas a veces asustadas, a veces alegres o simplemente ignaras del
por qué un señor armado con un objeto raro las colocaría en medio de un fondo
inverosímil para retratar una imagen que viajaría a miles de kilómetros, hacia
el corazón lleno de expectativas de sus futuros papás.
Si las miradas y su intensidad
tuviesen un poder desgastador, algunas de esas imágenes llegarían a la calle
Fraternitat ya borrosas, a pesar del casi nada que separa el ICAA de
nuestra sede.
Pero a veces, en este inmenso
océano de alegría y de felicidad, en esta pieza musical obra de un genio y que
la orquesta toca de maravilla, algunos instrumentos no empiezan o dejan de
repente de sonar. El intérprete no
entiende su partitura, el instrumento no responde como debería.
En esos pentagramas tan
esperados se vislumbra algo que no cuadra, unas notas aparentemente
incoherentes con la melodía, el compositor ha escrito una partitura que no
esperábamos, que nos sorprende, que no entendemos, que rompe con el deseo
natural de poder tocar al unísono con nuestros compañeros que disfrutan, desde
la primera a la última nota.
Entonces recordamos las
primeras clases de solfeo. El
profesor nos había avisado, pero de poco sirven ciertos avisos: el
compositor es un genio y de vez en cuando su arte asume tonos un poco o
demasiado difíciles. Los músicos
reaccionan cada uno según su forma de ser.
Hay quien rompe bruscamente el instrumento, tira la partitura, se aleja con una
rabia incontenible. Hay quien se
lleva la partidura a casa y sigue probando, consulta con un experto que le
ayude a entender. Algunos, a pesar
de la sorpresa y de la más que natural tristeza inicial, encuentran que esas
notas aparentemente disonantes esconden una melodía especial, compleja, que
necesita dotes no comunes de interpretación, el compositor decidió que ellos podían
asumir ese papel, que serían capaces de interpretar ese pasaje tan complicado
sacando lo mejor de cada nota.
¿Las niñas que llegan de
China son sanas?
Sí, las niñas y los niños que
asigna el Centro Chino están bien en un porcentaje tan elevado que elimina casi
del todo las razones para preocuparse, en el camino hacia la adopción, de lo
contrario.
Pero cada padre y cada madre
que decide tener un hijo tiene la obligación de considerar que los seres
humanos no llegamos con certificado de garantía.
Que hoy podemos ser casi perfectos y mañana mucho menos.
A veces hemos pasado por una infancia cargada de enfermedades y hoy somos unos
grandullones que nos comemos el mundo. . . o al
contrario.
Nuestros padres y nuestras
madres nos han querido, a veces, a pesar de ser como somos. Nuestros hijos nos quieren y nos querrán a pesar
de ser lo que somos. Somos los
padres, adoptantes o no, tan poco perfectos que es probable que nosotros mismos
pudiendo, podríamos llegar a rechazarnos: feos, gordos, delgados, mayores, con
mal carácter, demasiados blandos, demasiado altos, demasiados bajos, operados,
intervenidos, con todo tipo de defectos… en definitiva, seres humanos.
El deseo de adoptar a niños
cuanto más pequeños posible mejor, conlleva, necesariamente, una mayor dosis de
riesgo en cuanto a salud se trata, siendo incierto o imposible el
reconocimiento de ciertas patologías, retrasos o disminuciones que serían
evidentes en un niño de dos, tres años o cuatro años.
El médico que emite el informe que nos llega de China no es el máximo experto
en ningún campo de la medicina.
A veces el compositor escribe
notas que no somos capaces de tocar.
Más vale la humildad de reconocerlo a tiempo: trabajamos en una orquesta, nos
ha sobrevalorado, nos ha juzgado distintos de lo que somos: ¡pero nosotros no
queríamos ser otra cosa! No todos podemos llegar a ser intérpretes geniales, no
hemos pretendido nunca serlo y nadie podrá condenarnos por esto. Somos músicos normales, en la media, vamos aprendiendo
a tocar y seguiremos estudiando y esforzándonos para mejorar, pero a ese nivel
somos concientes de que no podemos llegar.
Aquí no se trata de que algunas notas nos gusten más o menos, por que si por no
gustarnos unas notas rechazáramos seguir tocando, si así fuese, razón tendría
el director de orquesta para ponernos patitas en la calle.
Felices fiestas a todos
Roberto Pili
UFFF ROB, YO SIEMPRE HE SIDO DE LAS DEL PORCENTAJE PEQUEÑO... QUIERO A MI NIÑO CON TODA MI ALMA PERO NO ES FACIL DEJAR DE TOCAR UN INSTRUMENTO Y NO ACORDARTE MAS DE SU MELODÍA...TU YA ME ENTIENDES. BESITOS. YOL
ResponderEliminarTe entiendo YOL, claro que sí.
ResponderEliminarHay historias duras que lo son tanto como diamantes.
un abrazo inmenso
Roberto
Diciembre de 2004, uf que recuerdos. Yo fui una de las que pasó esas navidades en China.
ResponderEliminarUn beso.