Madres, hijos, vida

Hace unos días en la lista de correo de AFAC se hablaba de Pasaje Verde y una mamá escribió un correo que leí y releí muchas veces.
Me gustaría que este blog se llenara de testimonios, historias y no sólo de mis palabras. Esta vez, gracias a África se cumple el deseo.
Los comentarios que estuve escribiendo los acabo de borrar. No hacen falta.
Vuelvo a leer ese correo y cada vez me dice más, aunque ella comente "es que está mal escrito, deprisa y corriendo, de madrugada, faltas tipográficas"
 ¿veis algo de todo eso?
Yo no. Y me reafirmo en el que le escribí al pedirle permiso para publicar su correo en Adoplandia:

Y si no quieres dime un no, sin más. Sé que estaría utilizando tus palabras para dar valor a mi blog, aunque quizás sirvan, por la difusión que tiene, a alguna familia por las que serían cómo una dosis potente de energía, lucidez, amor.

Me ha dicho que sí, y aquí tenéis una clase magistral de vida: 

 Hola a todos,
Llevo 13 años en la lista [de AFAC] y he visto y conocido toda clase de experiencias.
Lo importante es, en mi opinión, hacer lo que el corazón te dicte y quedarte tranquilo con tu decisión.
En nuestro caso tenemos tres hijas. Las dos primeras (11 y 9) vinieron por vía ordinaria y la tercera (ahora tiene 3 años) por pasaje verde. No fue un cambio de opinión, SIEMPRE quise niños con "problemas" pero mi marido NO, (tardó tres años en verlo y asumirlo).Y mira por donde, desde el mismo instante en que nuestra hija mayor estuvo en mis brazos, supe que estaba mal.
En China nos ofrecieron otra "asignación" que denegamos.
Era evidente que no era una niña como las demás. Su patología es psiquiátrica y neurológica y es grave. Colegio especial, terapias y dependencia de por vida. Pese a ello fuimos a por la segunda a los 9 meses de tener a la primera.
Fue vía ordinaria y... Oh, sorpresa! es la que peor está. Gran prematura de 27 semanas. Tiene de todo. Pasamos la vida en el hospital (cardiopatía, neumo, reuma, déficit hormona del crecimiento, visión parcial, foria, obstrucción pulmonar severa permanente, artritis reumatiode juvenil,etc....) ojo, vía ordinaria! ....Y la tercera, que es pasaje verde puro y duro, es la que menos problemas da.
Hemos necesitado una operación y quimio. Todo por la SS. Pero se pasa y te acoplas a lo que viene.
Paradojas de la vida.
Qué hubiésemos querido que nuestras primeras hijas no tuviesen nada! Claro! Lo nuestro tampoco es muy normal. Lo lógico es que estén más o menos bien o muy bien.
¿Miedos durante el proceso? Todos! Pero luego la" patología ", el problema o como lo quieras llamar, tanto en bio, ordinaria o pv, se convierte en una palabra que olvidas, una rutina que integras en tu vida. Te olvidas de ella en un sentido, ves solo a tu hijo, nada más. ¿Que te complicas la vida? Desde luego. Pero con cualquier hijo. Quien nos iba a decir que nuestras hijas de vía ordinaria estuviesen mucho peor que la que vino por PV!
De hecho, la minusvalía la tiene la que viene por vía ordinaria...
Con todo esto quiero decir que un hijo, biológico o no, es una caja de sorpresas. Nuestros niños tienen un plus que marcan siempre una diferencia. La institucionalización o el acogimiento temporal. Es una mochila que viene con ellos, más lo que yo llamo el Kinder Sorpresa, que es lo que no esperabas encontrar y te encuentras.
Si todos estos " riesgos" no están asumidos, hablados, meditados y pese a todo DESEADOS, en mi humilde opinión entiendo que es prudente no mover ficha, porque lo que en definitiva se desea es UN HIJO.
Un hijo que no trastoque tu vida, no te cree intranquilidad, no te levante a las tres de la mañana para salir volando a urgencias, no te quite el sueño, no te cuestione mil veces tu amor incondicional... No es un hijo para un padre/madre. Un hijo es una bendita preocupación de por vida y un desprendimiento de uno mismo, de sus comodidades, miedos, hábitos... Pero es algo maravilloso no exento de litros de dudas y adrenalina vertida en el proceso.
No defiendo ni una postura, ni otra. A mi me han " tocado" hilos verdes aunque tejía dos rojos.
¿Que viviría más tranquila? Seguramente. Las cambiaría por otras niñas sanas y listas? Y que no me hubiesen retirado forzosamente de mi trabajo? NUNCA! Me sacan de quicio, como a cualquier madre, a diario, pero son mi vida y las adoro y si tenemos la posibilidad iremos a por un cuarto (esta vez niño) sin duda, una vez probado, por pasaje verde (un niño mutilado) de África.
Tenemos bien, bien entrados los 40...
Ojo con lo que se desea, que se cumple!
Tranquilos con vuestra decisión.
Si os hace sentir bien, bien tomada está.
Mucha suerte y un saludo.
A.

Comentarios

  1. Querido Roberto...echaba de menos una entrada en tu blog y nos sorprendes con el testimonio de esta madre, Africa.
    Hoy leía en la prensa de mi localidad que un niño de 11 años se debate entre la vida y la muerte tras ser atropellado ayer por un coche en una avenida de mi ciudad...Cómo es la vida...caprichosa con su dedo nos señala para cambiar nuestros planes y nosotros sin saberlo hasta que te ves forzado a cambiarlos, si o si...en cualquier momento, podemos ser cualquiera especial y adquirir una necesidad...no somos conscientes de lo endebles que somos...
    Soy madre de un niño, que ahora tiene 5 años, que llegó por pasaje verde y he de admitir que, cuando mi hijo aterrizó, mi vida se esfumó por unos meses, claro, la vida que yo había imaginado, no la real que he aprendido ahora a vivir...Su patología era más compleja de lo conocíamos y eso me tambaleó especialmente...Pero es así como cuenta Africa...Han pasado 4 años y la discapacidad de mi hijo casi no existe ya en casa, salvo cuando a él se le cae la antena que le hace ser oyente en vez de sordo y me dice con palabras y con sus manos "mamaaaa, oooo hay"...Lo que, al principio, me parecía imposible de sobrellevar, la propia vida, la convivencia, los días, y el tiempo, junto con el amor que le tenemos, ha hecho que todo se vuelva normal, aceptable, asumible y feliz...Un día pensé que nunca podría ser feliz con un hijo discapacitado, hoy puedo afirmar que lo soy tanto como con mi hija a la que adoptamos como niña "sana" y que me confirma cada día, a pesar de su perfección, que tiene otras "dis-capacidades" no reconocidas, ni etiquetadas, vamos como yo, como tú, como el resto de mortales, porque lo que me ha demostrado mi niño es que todos somos capaces y todos somos incapaces, depende para qué cosas cada cual...Si volviera a tener otro hijo, lo sería por Pasaje Verde, sin duda...aunque eso lo pienso ahora que han pasado 4 años...Un abrazo y un soplo de esperanza para todos los niños que esperan y que tienen derecho a vivir como se merecen...
    Pilar

    ResponderEliminar
  2. Roberto el día 21 del mes que viene va a hacer un año que viajamos contigo a China, en busca de la mayor de las felicidades que he tenido en años, nuestra hija Estel Ningjuan. Ella es PV y en este tiempo hemos tenido diferentes sorpresas en cuanto a la "salud" pero nada que no se pueda tratar y llevar adelante con las innumerables ventajas que nos ofrece nuestra sanidad, a diferencia claro está de a las que tenían acceso en su país de origen.
    Como esta mamá no me acuerdo de apenas nada de mi vida anterior a mi pequeña: cuando fui por última vez al cine, o a cenar e incluso a hacerme un chequeo al médico.
    No lo cambio por nada en el mundo, una y mil veces viajaría a por ella.

    ResponderEliminar
  3. QUIEN ME IBA A DECIR QUE EL RÍO AMARILLO ME TRAERÍA UN HIJO
    Esta fue la frase que dijo mi marido en un documental. Yo añadiría… de pasaje verde.
    Me ha encantado encantado encantado leer este mensaje, largo y desde el corazón.
    A mí mi hijo me lo trajo el Río Amarillo… e internet. Cuando empezamos en el 2005 hacía un año más o menos que habíamos descubierto Hijosqueesperan, mientras nois planteábamos nuestra segunda adopción (la primera, por nacional, tiene ahora 12 años).
    Y me dije “yo sería una niña de pasaje verde”, porque me operaron en el 76 de un ductus coronario (no os tengo que explicar lo que significaba en el 76 una operación a coración abierto, verdad??). Y aquí estoy, con 49 años y un montón de pequeños problemas médicos, ninguno de corazón.
    Y allá nos metimos a pensar patologías hasta llegar a sentirnos unos seres ruines y despreciables por tener que escoger “esto sí, esto no”. Entonces “decidimos decidir” que mejor señalar lo que nos daba miedo: daño cerebral severo.
    Luego unos comentarios de una persona (relacionada con la Medicina), unas observaciones acerca de cositas que se veían en las fotos parciales que nos enseñaron (para que supiésemos como era su problema, que se ve desde fuera) nos hizo saltar la alarma: podría tener daño cerebral severo… tuvimos muchas dudas y miedos (¿quién no?), y saber que son dudas comprensibles no me hace sentir mejor cuando pienso en la posibilidad de haber rechazado a mi hijo. Compartimos nuestras dudas con el equipo de adopción de la Xunt y les pedimos al menos unos días para saber valorar a qué nos enfrentábamos. El especialista al que acudimos dijo que consideraba que no, viendo las mismas imágenes parciales (que no incluían la cara), pero que por mucho que los informes no dijesen nada podía tener anticuerpos, hepatitis B u varias cosas más, además de otros daños.
    Aprendí mucho en la adopción de mi hijo pequeño. Especialmente sobre mí misma. Y creo que también estoy más preparada para cualquier otro revés de la vida relativo a la salud de mi hijo, incluído el daño cerebral severo (que puede surgir en cualquier golpe mal dando bajando la escalera de tu casa, por poner un ejemplo).
    Al final a mi hijo le falta casi por completo la mano derecha (carece de carpo, metacarpo y prácticamente de todas las falanges, no tiene pinza, sólo la última falange del dedo anular y la primera falange (o casi) del pulgar porque se lo crearon aquí.
    Y sin embargo…
    …sin embargo la que tiene problemillas de alergia es mi hija mayoir. La que tuvo varios años problemas intestinales por la fructosa fue mi hija mayor. Cuando hay infecciones respiratorias, quien tiene que tomar antibióticos es mi hija mayor.
    Lino es sano como una manzanita.
    Y tiene tantísimas manos en el alma que nos deja impresionados todos y cada uno de los días del año.
    Cuando pensé en las patologías nunca se me pasó por la cabeza la carencia de un miembro, siempre pensé que, por ese azar de la vida, que tendría un hijo (o hija) con cardiopatía.
    Hay una yo antes de la no-mano de mi hijo… y otra después.
    Esas mediofotos pusieron en cuestión muchas de mis limitaciones, y fue doloroso.
    A lo mejor todos somos un poquito papás de pasaje verde, todos somos muy imperfectos y todos podemos no ser los padres ideales de nuestros hijos.
    Es bonito aprender a mirarnos por dentro (y en mi caso también por fuera XD )y asumir que los protagonistas de esta película son los que esperan y esperan y esperan, y no nosotros.

    Biquiños verdes

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Gracias por dejar tus palabras. Los comentarios se agradecen y animan!

Entradas populares de este blog

Nadie es prescindible

Madre, hijo y Eckhart Tolle