Celos

Hace unos días en un foro muy interesante en Facebook sobre padres que tenemos hijos adoptados
adolescentes, una mamá comentó las dificultades y tensiones que provocan en familia los celos entre herman@s.
Un tema tan común y difundido, que podría decirse que es el pan de cada día en todas las familias de más de 2 miembros.
Copio mi comentario también en este espacio. Y añado al final algunos matices.

" Ana [nombre ficticio] lo primero, no te angusties y no te propongas conseguir algo que no es posible conseguir [hacer que desaparezcan los celos entre herman@s].

Cuando a una de mis hijas le dolía un pie, le daba a una patada a la hermana con el otro. Edad 5 y 3 años. Un día al ver pegado en una pared un cartel donde ofrecían gatitos, pidió poner uno parecido con la foto de su hermana para que nos librásemos de ella. Edad 3 años y 1. Cuando una se fue de viaje 5 días, con el cole, ambas celebraron por todo lo alto que no se verían, sólo lamentando el poco tiempo de la separación. Edad 15 y 12. Justo para poneros un par de anécdotas. Habría mil.
Por suerte hay muchas también de charlas entre hermanas, compartir secretos, ayudarse, jugar juntas, intercambiarse ropa, pelearse por lo mismo...
Subes y baja.
Ahora tienen menos celos simplemente por que cada una disfruta de su entorno, de sus amigas y amigos y los posibles roces se reducen. Poco a poco se hacen más maduras y van corrigiendo lo que es puro instinto.

¿Realmente pueden desaparecer los celos? ¿Es un objetivo realista?

Creo que nuestro objetivo tiene que ser más limitado y por eso más eficaz.

Los celos son un elemento propio de la forma de ser de los humanos. Dependiendo del carácter de cada uno, de la autoestima de la que gozamos, en parte obviamente del entorno, tendremos y sufriremos más o menos por los celos. Nuestra labor de padres tiene que ser la de acotar y rebajar tensiones en la medida de lo posible.
Reiterar que ciertas actitudes no llevan a ningún sitio. Mandar mensajes de paz y armonía.
Cortar a la raíz los excesos. Pero no dramatizar.

Como veo por los consejos de algunos psicólogos [citados por otras familias que los  han consultado] el tratamiento y las actuaciones aconsejadas se basan a menudo en esto: que las hermanas disfruten de tiempo con sus padres separadas la una de la otra, es decir: conceder tiempo en exclusiva a cada una.

Es una forma de admitir lo ineludible: que necesitamos atenciones sólo para nosotros, que los celos son eso, un proceso inevitable de afirmación del propio espacio.

Algunos niños no tendrán nunca suficiente, otros con un poco ya se darán por satisfechos.

Pero sobre todo, tranquilidad. Es algo que nos pasa a todos y es más sano que los celos afloren, que se demuestren, aunque sea, a veces, de forma aparatosa. Cuando no salen por que el peque tiene un exceso de sentido de responsabilidad, es demasiado obediente, esa energía se le quedará dentro y posiblemente provocará otros daños.
Puede que peores de las tensiones que se producen con los ataques de celos.

Mejor que tu hija los saque y que vosotros les echéis un cable para que no se pase con los intentos de asesinato :-))

Quiero matizar que esta invitación a la tranquilidad, a quitar hierro al asunto, vale para esas familias en las que los celos no son, digamos, justificados por malas prácticas de los padres.
Por que es cierto, y he podido verlo con mis ojos, que en algunas ocasiones la actitud de los padres es negativa, cuando no nefasta: gasolina que transforma la chispa en un incendio incontrolable.
Personalizar en la actitud que tenemos con cada hijo es oportuno, por que cada niño tiene su personalidad y requiere, necesita, reacciona de diferente forma a lo que hacen y dicen los padres y su entorno. No es bueno actuar de la misma idéntica forma con hijos que tienen un carácter opuesto. Es difícil, claro. Ser buenos padres es difícil :-)
Personalizar es bueno. Otra cosa bien distinta es cuando salta a la vista que lo bueno se ha transformado en una diferencia de trato inaceptable. Actitudes de comparación constante, alabanzas por la buenas notas de en matemáticas de uno y olvidarse que el otro hijo dibuja fenomenal, baila de fábula o le encanta leer, aunque los cálculos no sean lo suyo. Por poner un simple ejemplo.
Habría muchos.
Escuchémonos cuando nos dejamos llevar por ese instinto que mana de la misma fuente de los celos y decimos o hacemos cosas que pueden provocarlos.



Comentarios

  1. Tienes toda la razon, en la tranquilidad esta la clave, pero no siempre es posible mantenerla. Aun así, a nosotros nos funciona el no darles mucha importancia y fomentar los juegos en equipo para los dos, pero cuando esto es imposible los separamos y listo.
    Pero a veces es muy complicado.

    Un abrazo.
    María J.

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