El tiempo vuela. Adolescentes 2.0

Consideración poco original, cierto: el tiempo vuela. Muchas veces las conclusiones menos originales son las más correctas, las que nos ayudan a vivir, a superar un bache, a corregir un error. 
Es de humanos equivocarse. Otra App de la categoría banalidades útiles.
Los padres nos equivocamos, en buena fe, se supone. 
Este mundo, por otra parte, está loco. ¿Cómo no serlo? Si estamos rodeados y apretujados entre desquiciados. Recuerdo que mi adolescente mayor hace unos años solía repetir con frecuencia la frase "la gente de hoy está muy mal de la cabeza" o algo por el estilo. Como si hubiese conocido otras épocas. 
Hoy repite sobretodo "suda" o "tío" y casi siempre en plan agresivo y criticón. 
Qué ternura sus consideraciones de entonces. Un Entonces que es de hace nada. Parece un siglo.
Se supone que en este espacio tendría que dar consejos. La realidad es que, humildemente hay que admitir, los consejos en varias ocasiones los necesitaría un servidor. O simplemente una espalda donde consolarse frente a lo inimaginable (mentira, todo estaba ya imaginado).

Una cosa es la teoría, escuela en la que es relativamente fácil graduarse. Otra muy diferente, estar diariamente rodeado de unas prácticas cuyo ritmo ya no decidimos los padres. 
La columna a la que tendríamos que apoyarnos en los momentos de desorientación está hecha, así parece, de ladrillos compactos: mantener la calma, la cordura, la serenidad. Todo esto, creo, es más complicado de un máster intensivo en física nuclear.
No me canso de leer artículos, estudios, blog de expertos. La mayoría van en la línea más arriba indicada: mantener la calma, la cordura, la serenidad. El ejemplo como instrumento de máxima eficacia.
La realidad es que hay fases, en la vida de nuestros hijos, que requieren por parte de los padres una simple y poderosa arma de protección personal :-)
Aguantar. Y punto.
Por cierto, es evidente que no todos los adolescentes son iguales. Aunque estos años tienen grandes parecidos en el desarrollo hormonal con todos y sus potentes efectos secundarios, no es lo mismo un adolescente introvertido, más bien solitario y amante de la paz y de la íntima reflexión, a lo mejor hasta pelín depresivo, que un volcán de energía inagotable, permanentemente deseoso de juerga, luchador, líder, deseoso de saltar sin parar hacia donde sea, todo menos que estar parado. Los hay y entre opuestos mil y una variable. No hay valoración ni positiva, ni negativa en constatarlo. Cada opción tiene su parte buena, pequeña, y su parte mala, muy grande.
Todos tienen momentos de paz, cuando están con 38 de fiebre, por ejemplo. Y otros muchos más frecuentes de malas contestaciones, criticas, rebeldía, peleas... un listado que podría ser largo, pero que se resume en una actitud que es la propia de su edad.
Hay que matar a los padres para consolidar su propia personalidad.
¿Y los padres qué hacemos? 
Aguantar.
Quién más aguanta mejor padre. No hay dudas. Subir cuestas, agotarse, sudar, en el sentido propio de la palabra, no en el figurado tan de moda.
Ir en plan guerrero sirve de poco. La tentación que uno tiene, a veces, de deslizarse hacia una salida aparentemente más cómoda, es decir responder a un acto recibido con los mismos colores y gestos, al final, resulta casi siempre más costoso. 
Lo bonito de esta asignatura es que cuando uno piensa que está a punto de aprobar, las cosas cambian, y ya no hacen falta esos conocimientos. 
Y menos mal.
La desmemoria es otra estrategia o medicina eficaz para la salud mental y física. Olvidar rápido, pocos consejos son más sabios. El rencor y el orgullo son veneno mortal.
¿El aceite y la sal?
Algo de alegría, auto ironía y sentido del humor.  
Nunca fallan, si somos capaces de practicarlos.

Suerte padres!
Y suerte hijos. Todos necesitamos un poco, o muchísima. 


Comentarios

  1. Como te comprendo Roberto. Mi hija está también en plena adolescencia. En Enero cumplirá 15. Y yo soy culpable de todo. De no tener limpia la camiseta que dejó ayer. De que se le haga tarde aunque la hayas despertado hace media hora, de que no se salgan los deberes, de que se olvide algo en el cole... Y además soy tonta. Si no la entiendo, o no la oigo soy tonta y me lo ha dicho tantas veces que se me va a quedar de nombre. Paciencia, paciencia y más paciencia. Hablar, cuando está de buenas, intentarle hacer ver lo que nos molesta y más paciencia. Me he compraro un libro llamado "Tormenta cerebral "de la editorial Alba. Explica el desarrollo del cerebro durante esta etapa de la vida. Intentaré seguir sus consejos pero cada adolescente es un mundo. Creo que en los colegios, en lugar de tanta geografia o tecto o plástica, falta una asignatura que se llame Vida conde nos preparen para relacionarnos con los demás, para ser padres, para vivir en pareja, para compartir espacio con el resto del mundo. Quizá si alguien nos explicara en la ESO como tratar a un adolescente y no morir en el intento, los propios adolescentes se darían cuanta de su propio comportamiento y, aparte de estar preparados cuando fueran padres, se comportarian mejor en casa porque nos entenderían mejor.
    Rosa

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    1. Gracias Rosa por tu comentario!
      Mucha razón tienes.
      abrazos

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