ánimo
A todo el mundo le gusta recibir alabanzas por algo que ha hecho bien. Y todos necesitamos algo de ánimo y un empuje para volver a intentarlo, cuando algo no ha salido como debía. Para conseguir mejor resultado las broncas son, con frecuencia, poco eficaces. Cuesta superar las decepciones. En ambos sentidos. Hay que tener valor para ser pacientes. Dejarse llevar por los impulsos es fácil. Más difícil pararse a pensar, hacer el esfuerzo de entender de donde nace lo que nos hace enfadar. Dar el ejemplo. Enseñar con el ejemplo. ¿Quién tiene la humildad de reconocer que estamos pidiendo mucho, cuando nosotros no somos capaces de hacer el esfuerzo necesario para tener esa misma actitud positiva que pedimos a nuestros hijos? La adolescencia, además, es una explosión de energías incontrolables. Nunca podemos olvidarlo. Y como siempre digo: sigue mis buenos consejos y no repitas mis errores.