Hablar sin mediar palabra
Los adultos hemos perdido, casi todos, en mayor o menor medida, esa capacidad que los niños tienen muy viva, de entender el más sencillo, profundo y sincero sentido de lo que su interlocutor piensa: observando las miradas, el tono de la voz, el hablar de los silencios, de las frases dichas a medias. En los adultos el lenguaje verbal es lo que prevalece: hemos aprendido a engañar con las palabras y nos dejamos engañar más fácilmente. Las necesidades de la socialización nos han obligado a no ser demasiado duros, ni directos, o sea a ser menos sinceros de lo que nos gustaría. En sí no es nada malo evitar de ir por el mundo con una lupa apuntando a los defectos y los problemas de tu vecino, aunque toda moneda tiene su doble cara. Para ser adultos responsables ya no nos liamo a gritos por una pelota... ¿o sí?, pero tampoco tenemos la misma facilidad de los niño para hacer las paces un segundo después, sin rencor, con los demás y con uno mismo... Nuestros pequeños nos hacen preguntas: lo qu...