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Mostrando entradas de abril, 2020

Alegrías

Ayer fue un día especial y para recordar. Desde la ventana sólo se veían pasar, hasta antes de ayer, adultos con perro, adultos con bolsas de la compra, adultos con cartones de tabaco, adultos conduciendo coches hasta quién sabe qué destino... Ayer las aceras se llenaron de alegrías, de niños, de luz, de futuro. Una niña con los brazos abiertos daba vueltas gritando: ¡el viento, el viento! con cara de felicidad estupefacta. Me sacó una sonrisa sincera, de las que en estas últimas semanas podría contar con los dedos de una mano. Recordar la sensación del aire que te acaricia las mejillas, y para quién lo tiene, te enreda el pelo. Bonita sensación. Todo puede cambiar con rapidez. Hacia lo bueno y hacia lo malo. Ayer fue, claramente, hacia lo bueno. Mientras las más mayores tendrán que esperar un poco más. Y se entretienen creando e inventando, cómo lo que aquí a bajo os copio. Quarantine Fashon week by Paloma Pili

Observador

No recuerdo quién decía que observar poco y reflexionar mucho lleva a más errores que observar mucho y reflexionar lo justo. Estoy de acuerdo. Las prisas son el mal del siglo (un siglo que podría empezar hace 15 años y acabar dentro de 4 o 5, o cualquier otra fecha que se os ocurra y encaje). Y las prisas, nunca mejor dicho, son siempre pésimas consejeras. Sí recuerdo que Cesare Pavese en la breve introducción a I dialoghi di Leucò indicaba que si te fijas profundamente en el mismo objeto acabas por no reconocerlo. Tenemos a portada de mano, o de ojos, quizás mejor, un mundo extraordinario. Pero no nos damos cuenta. Nos cansamos de todo en seguida. La mejor novedad es lo conocido.

Equivocarse

Pues sí, aunque la compañía fue y es grande, me equivoqué completamente en las valoraciones sobre este bicho que está paseándose por el mundo y nos obliga al confinamiento desde hace ya no sé ni cuanto tiempo. He perdido la cuenta. Realmente no sé si hoy es jueves, lunes o domingo. Tengo un calendario en la pared de enfrente, que no miro. Es peor que una película del terror, qué horror. Las niñas lo llevan bastante bien. Ya no son niñas. No tienen tiempo para nada más que el on-line. El on-line al final es aburridísimo. Clases on-line, exámenes on-line, amigos sólo on-line. Recetas on-line. Compra on-line que llegará cuando ya nos hayamos trasladado de planeta. Todo on-line. Entrega a domicilio on-line. ¿eso qué es? He probado a lavarme los dientes on-line, pero el cepillo de dientes no tiene internet. ¡qué atraso! Hoy, si todavía viviera en Barcelona, no vería calles repletas de rosas, no vería banquitos llenos de libros,  enormes mesas abarrotada de libros, millones de pe