El mundo cambia pero seguimos arrastrando ideas y principios antiguos. En parte por que estamos convencidos que ciertos valores educativos tienen una validez eterna, en parte por que el futuro puede dar miedo, por desconocido, a algunos por lo menos, a algunos más, a otros menos... En parte por que sabemos que no es raro que una carrera demasiado rápida obligue a alguna vuelta atrás... Siempre hay extremos, hacia un lado y hacia el otro, nunca son buenos. Atento a todo lo positivo que nos ofrece, que me ha ofrecido y me ofrece la tecnología, tiendo a ser generoso hacia las peticiones de conectividad y de pantallas que vienen de mis hijas. ¿demasiado? Creo que no. Buscar el equilibrio no es fácil, por que nadie puede medir exactamente los puntos y comas de este camino intermedio. Es una búsqueda, permanente. Creo que muchos padres sufrimos de una profunda ignorancia tecnológica, que unida a un romántico imaginario hecho de juegos antiguos, sencillos y manuales... provoca tensione...