es un privilegio... volver a casa, abrazar a tus hijas con en los ojos y en le corazón todavía el tierno abrazo de la emoción de los recién papás, o de los papás que repiten y es como si fuera la primera vez. Y recordar y revivir lo que tu viviste hace ya algunos o muchos años. Es un privilegio ser parte, por pequeña que sea, de tantas emociones, de lágrimas de felicidad recién secadas y que quieren volver a brotar. Es un privilegio saber y poder ver, frente a ese esfuerzo vano para controlarse, toda una vida por delante de retos, amor, algún que otro fracaso, pero una y otra vez el amor hacia tus hijos, la seguridad profunda que nada es más importante y bello que eso. En todos los trabajos hay marrones pequeños o inmensos, a veces hay largas temporadas de rutina aburrida, dudas, decisiones que tomar, problemas que resolver, o irresolvibles, situaciones en las que sólo te queda el menos peor de los caminos... Incomprensiones. Has trabajado muchísimos para conseguir algo, pero p...