La medida y la proporción

Medimos nuestra desgracia y nuestra suerte en base a elementos muy variables:
el prisma de nuestra forma de ser y nuestro humor del momento;
el filtro es la perspectiva que cada uno tiene de las cosas, tan diferente, casi, cuanto seres humanos hay en este territorio terrícola.

Hoy he podido dar una leve caricia a la pequeña de unos amigos que han vuelto de Rusia, agotados, felices e incrédulos. Conocieron a la niña cuando tenía 18 meses hace más de 2 años. Estuvieron a punto de renunciar más de una vez. Las trabas, los problemas, el dilatarse de las fechas de un juicio que no llegaba nunca y que además, le avisaban, nadie podía prever cómo acabaría. El sí y el no suspendido a la actitud de una persona que, ahora se atreven a decirlo, estaba simple y llanamente loco.
4 horas antes de que saliera el avión les pidieron un papel más...

Qué culpa tienen los inocentes de lo mal que lo hacen los adultos... menos mal que esos papás resistieron: hoy la pequeña sonreía.

Hace tiempo me comentaba otro amigo, que a pesar de que la espera para ir a buscar a su pequeña chinita hubiese sido de 16 meses, seguía siendo el proceso más breve y tranquilo: 7 años para su primer hijo adoptado en nacional, 3 años y pico para poder ir a buscar su segundo en Colombia.

El otro día me comentaba una amiga, que tienen la idoneidad desde julio de 2005, y todavía no han podido ni enviar un papel a Etiopía.

Para unos padres adoptantes la brevedad y la rapidez nunca pueden ser el pan de cada día.
Saber esperar, saber aguantar, saber sufrir las dilaciones constantes... esta sabiduría tiene que ser las base de nuestra existencia, antes y después de encontrarnos con nuestros hijos.

Nadie se confunda, no estoy diciendo que esto es bueno, no, y menos cuando la espera es sucesiva a una asignación, es decir que ese niño o niña adoptable por razones burocráticas sigue perdiendo su vida en un centro de acogida, orfanato o como se le quiera llamar.

No me invento nada, son los tratados internacionales que lo dicen. En unas líneas citaré lo que todos papás adoptantes tendríamos que haber leido por lo menos una vez.

No es justa una espera que se eterniza, y no tiene ningún sentido.
Es justo y oportuno andar a un ritmo tranquilo, dejar el tiempo necesario a la reflexión, para aprender y comprender. Las cosas importantes y valiosas de nuestra vida se merecen su tiempo.
No soy defensor del correr, del no saber esperar, del perder la medida en el sentido opuesto .

Pero considero inaceptable que un niño se pase ni 4, ni 3 ni dos, ni un sólo año en un centro. INACEPTABLE. ILEGAL. CRUEL.

Dicho esto, no me cansaré de repetir que la paciencia es el instrumento fundamental para ser buenos padres. Serlo pacientes, y demostrarlo a nuestros hijos.
La sociedad actual no es buena maestra.


"Convencidos de que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños, debe recibir la protección y asistencia necesarias para poder asumir plenamente sus responsabilidades dentro de la Comunidad, reconociendo que el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión"

Esto se lee en el

INSTRUMENTO DE RATIFICACIÓN DE 30 DE NOVIEMBRE DE 1990 DE LA CONVENCIÓN DE 20 DE NOVIEMBRE DE 1989 SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO, ADOPTADA POR LA ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONES UNIDAS. (BOE nº 313, 31de diciembre de 1990)


En el Convenio de La Haya se lee:

Los Estados signatarios del presente Convenio,

Reconociendo que para el desarrollo armónico de su personalidad, el niño debe crecer en un medio familiar, en un clima de felicidad, amor y comprensión,

Recordando que cada Estado debería tomar, con carácter prioritario, medidas adecuadas que permitan mantener al niño en su familia de origen,

Reconociendo que la adopción internacional puede presentar la ventaja de dar una familia permanente a un niño que no puede encontrar una familia adecuada en su Estado de origen,

y el

Artículo 35
Las autoridades competentes de los Estados contratantes actuarán con celeridad en los procedimientos de adopción.

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