Viajar con niños

Bueno, el título en realidad tendría que ser viajar con tus hijos.

En el año 1999, María y yo, fuimos buscar a Paloma Qinling. Casi 3 años después, cuando Paloma tenía 3 años y medio, fuimos a buscar a su hermanita Violeta. Era diciembre, en los dos casos. Es decir frío, mucho frío, en Pekín hasta 17 grados bajo cero.

En Chengdu, en el primer viaje, hizo días no tan desastrosos en cuanto al tiempo, pero recuerdo también ese gris que cubría todo del mismo color incoloro, mirando desde la ventana del hotel, mientras la pequeña, hoy la mayor, dormía tranquila en su cuna.
No podemos olvidar esas miradas de papás primerizos, emocionados y enamorados, sin poder casi pegar ojo, felicidad al estado puro...

En Changsha, donde nos quedamos poco más que un suspiro, por culpa de no se qué reunión general de todas las industrias electricas de China, recuerdo que volviendo del restaurante nos pilló una aguanieve ventosa y molesta... con dos niñas, bueno, con 4 ya que estaban con nosotros G. y R. y sus pequeñas.

Otros 3 años pasaron y fuimos a buscar a Blanca Chun, esta vez en marzo.
Familia numerosa, numerosos viajeros : 3 familias y 8 niñas, más niños que adultos.

¿Es complicado viajar con niños?
Más complicado que viajar esposo y esposa solitos, sin duda.
Por supuesto será difícil poder disfrutar de una tranquila velada en el restaurante deseado, escuchando entre palabras pronunciadas en voz baja, el sonido placentero de la música, saboreando un buen vino... sin miedo que una manita te arranque la copa o sus lloros te enfrenten a las miradas ostiles de otros menos paternos comensales.

No, hay cosas que no serán ya iguales. Y cuantos más niños, menos iguales a cuando los niños estaban en la imaginación, o ni allí. Como hay mucha gente que se encuentra en esta condición es fácil entender esas miradas que sólo indican: "me estás jodiendo la cena con tus hijos pesados"
Están tan lejos de entender las razones de los padres, que ni merece la pena intentar explicarlo para buscar un soplo de comprensión.

Sí hay que lidiar con esto. Y con otras cosas.

Tampoco podrá ser el despertarte por la mañana a la hora que te apetezca, ducharte sin prisas, desayunar relajadamente...
Viajar con los hijos es otra cosa.
Pero es que este viaje, lo que hacemos los papás que adoptamos, cuando vamos a buscar a un hermanito, una hermanita de nuestras futuras gamberras, también es otra cosa.
MUY otra cosa.
Es parte fundamental de la historia familiar, en nuestra familia los niños son la parte fundamental y esencial del todo.
Los papás no somos sin hijos, somos otra cosa. Y los papás, ciertos papás, no quieren estar ni dos semanas, en realidad ni una, lejos de la parte esencial de la familia.

No vamos a visitar China. Vamos a vivir y gozar (y sufrir en algunos momentos :-)) el crecimiento de nuestras familias.
En definitiva, hay componentes fundamentales en esta experiencia, que a mi modesto entender tienen que valorarse en toda su importancia, sobreponerse a otros factores y resolver las dudas de si viajar con niños o dejarlos a casa hasta la vuelta de China:

A) La familia crece y se deja un trozo de ella aparcado con los abuelos...
B) La familia crece compartiendo desde el primer momento lo que será la vida de cada día.

María y yo lo hemos tenido siempre muy claro.
Momentos tan importantes de nuestra historia común, lo son en toda su plenitud, también por que nadie de esta común historia se deja en otro sitio.
A pesar de los pesados que puedan llegar a ponerse nuestros hijos. A pesar de lo que por supuesto habrá: momentos de verdadero cansancio.
Señores, hay que empezar a entrenarse ¿no?

No miremos a los 15 días de estancia en China, miremos al futuro, a un futuro a lo mejor bien lejano, en ese tiempo por definir cuando lo que se ha sembrado crece.
Compartir con tus hijos algo tan trascendental como la entrada en la familia de un nuevo hijo, es sembrar semillas de calidad extraordinaria.
No sembrar en la primavera de nuestra experiencia en China, significa renunciar desde el principio a un árbol bien fuerte, a lo que apoyarse en el futuro.

Hay amigos que me ejemplifican complicaciones para contraponer a esta absoluta convicción: viajar con niños sí, y otra vez sí. Complicaciones que a su decir pesan a favor de las reticencias del viaje familiar.
Es un viaje familiar.
Es un viaje seguro (el viaje a China).
Pero no todos vemos las cosas de la misma forma.

17 bajo grados bajo cero son un problema, esto nadie lo niega, pero para algunos suficientemente grande como ni pensar en enfrentarse a ellos. Para otros una situación a la que enfrentarse y de la que se puede perfectamente salir airosos...

Mis hijas necesitan alguna respuesta menos: han visto como han llegado, lo han vivido con sus hermanas.
No han tenido que sufrir noches de añoranza para unos papás desaparecidos... ¿donde están? ¿donde han ido? a buscar a una hermanita... una hermanita china, buff qué lejos, tendrá los ojos achinados? Llorará, mi mamá cuantos besos le habrá dado cuando yo no estaba?
¿De donde la han sacado?
¿Por qué llegáis tan cansados que ya queréis sólo iros a la cama... a no, no os vais, tiene que comer la chinita, vaya pesada esta chinita... os habeis ido dos semanas lejos de mi para recoger y traer a mi casa esta cosa?
¿no la podéis devolver?

Atención: viajar juntos no te salva de estos comentarios, pero les será más fácil entender que no, la verdad que devolver no se puede.

Para unos hermanos adoptados, participar en el viaje, en un viaje como aquello a lo que nos referimos... es algo tan fundamental como respirar en el futuro. Respirar a un ritmo menos entrecortado por las dudas, la imaginación y los sueños.... es algo que han visto y ya es parte de ello, de su historia... de nuestra historia.

No se trata, en este viaje, de disfrutar de unos días de descanso. Se trata de vivir todos juntos una experiencia irrepetible, hecha de situaciones inexplicables, que vividas y vistas con nuestros ojos adquieren unos colores todavía más especiales, colores que nuestros hijos merecen descubrir personalmente y en directo.

Compartir con ellos el espacio de una habitación de hotel en lugar de compartir por teléfono la soledad de la distancia, les ayudará a vivir más serenamente el futuro. No es una exageración.

No niego que, en algunas contadas ocasiones, hay motivos de peso, que contradicen este escrito. Pero son casos excepcionales.

La norma, para todos los que tenemos hijos y vamos a adoptar una hermanita o un hermanito, en China, tendría que ser la de viajar con ellos.

El miedo o la pereza a enfrentarnos a las incomodidades no pueden ser un motivo de peso, en esta decisión tan transcendental para la claridad de nuestro futuro familiar.

Bueno, es la primera parte, seguirá otra por que lo de viajar con niños tiene para muchas palabras...

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