A todos nos ha pasado alguna vez sentir impotencia por algo que nos gustaría no haber tenido que vivir. Situaciones de clara injusticia, material manipulado, consecuencias que vemos que acabarán siendo peligrosas para nuestros seres queridos. También para otras personas que apreciamos o, simplemente, que sabemos no eran merecedoras de las consecuencias de unos hechos y actitudes que definiría con dos palabras muy sencillas: estupidez humana. La estupidez se alimenta y sustenta de todo lo que se puede tragar olvidando el sentido común, los datos ciertos, la comparación con otras realidades. En la práctica engorda sin freno en este planeta. Su antónimo es la inteligencia. Una persona no tan estúpida que pretende combatir, o aunque sólo un poquito contrarrestar un movimiento siempre multitudinario tiene todas la de perder. De hecho no la he definido persona inteligente, ya que si lo fuera no se metería en ese fregao : querer demostrar a un millón de estúpidos que lo son, es ade...