Mañana de aeropuerto
Todas las familias han salido ya, destino hacia sus hijos ;-)
Destino a China.
Hemos vivido un principio de semana tenso, por que empezó Lufthansa con la huelga de sus pilotos, y siguió Francia con la de los controladores, que sigue.
Teníamos familias en las dos compañías.
Para evitar problemas, no hemos ahorrado gestiones, trámites y esta mañana también en el aeropuerto, pero al final todos han salido. Bien!!
Yo me quedo con las miradas de todos en los últimos momentos, justo después de sacar las cartas de embarque, un minuto antes de pasar control de pasaportes.
Ojos brillantes, manos nerviosas, sonrisas enormes y abrazos!
Ya no falta de verdad nada.
Y lamento de no poder ir con ellos, también esta vez, y poder vivir, una vez más compartir, la emoción de ese sueño que se hace realidad, después de que hace demasiados años se transformase de proceso de idoneidad a papeles, a fecha de registro.
El tiempo que parecía poder dilatarse al infinito, ahora, en el aeropuerto, de repente se hace pequeñito, como una camiseta de lana lavada a 90 grados, cómo una goma estirada cuyos dos cabos vuelven de repente a su punto inicial.
Ya queda tiempo solo para disfrutar, y seguir sintiendo el cosquilleo de ciertos miedos y dudas, que algunos expresan aparatosamente y otros ocultan cómo pueden, también a si mismos...
No nos libraremos nunca de ese juego constante entre la felicidad al estado puro que dura, a veces, un segundo, y las preocupaciones, el nerviosismo, el cansancio, la tensión permanente hacia lo mejor posible, ese mejor que nace de plantearse dudas y resolverlas positivamente, lo mejor que podamos.
Pero esos segundos de felicidad valen como mil kilos de oro, en un hipotético cálculo para valorar si merece la pena o no sufrir tanto, sufrir tanta espera...
Hay cosas que te lo dicen. Cientos de momentos me lo cuentan.
Me dicen que sí.
Merece la pena.
Tengo el privilegio de poder vivir y revivir momentos como los de la salida de las familias (y todo el estupendo trabajo hecho juntos, para llegar hasta allí), por no hablar de la estancia en China con ellas, y después la vuelta (que ya se hace mucho menos, respecto a los encuentros de llegada al aeropuerto de hace 5 o 6 años... qué emocionantes y maravillosos follones se montaban entonces :-) y después recibir fotos, mensajes, encontrarse, verse en Facebook, en la oficina, en la calle, por teléfono...
Por cierto, que si os animáis a entrar en Facebook buscadme, que en esa plaza de pueblo que es Facebook, ni más ni menos ;-) nos podemos contar muchas cosas y es un sistema fácil de estar al día, de saber lo que se hace, de ver a los peques crecer, de contarnos las arrugas los papás ;-)))
En fin, que también esta mañana han salido hacia China unas cuantas familias. En su expresión no estaban los casi 5 años de espera, no.
Estaba la alegría y la emoción del viaje, las horas casi que faltaban para abrazar a sus niñas y niños.
La rueda de la percepción del tiempo revoluciona en nuestra cabeza a velocidad variable.
Cuando llega el momento de cambiar de escenario, el telón se ha cerrado sobre el drama anterior, casi todo se olvida, y se sigue andando, y a buen paso :-)
Destino a China.
Hemos vivido un principio de semana tenso, por que empezó Lufthansa con la huelga de sus pilotos, y siguió Francia con la de los controladores, que sigue.
Teníamos familias en las dos compañías.
Para evitar problemas, no hemos ahorrado gestiones, trámites y esta mañana también en el aeropuerto, pero al final todos han salido. Bien!!
Yo me quedo con las miradas de todos en los últimos momentos, justo después de sacar las cartas de embarque, un minuto antes de pasar control de pasaportes.
Ojos brillantes, manos nerviosas, sonrisas enormes y abrazos!
Ya no falta de verdad nada.
Y lamento de no poder ir con ellos, también esta vez, y poder vivir, una vez más compartir, la emoción de ese sueño que se hace realidad, después de que hace demasiados años se transformase de proceso de idoneidad a papeles, a fecha de registro.
El tiempo que parecía poder dilatarse al infinito, ahora, en el aeropuerto, de repente se hace pequeñito, como una camiseta de lana lavada a 90 grados, cómo una goma estirada cuyos dos cabos vuelven de repente a su punto inicial.
Ya queda tiempo solo para disfrutar, y seguir sintiendo el cosquilleo de ciertos miedos y dudas, que algunos expresan aparatosamente y otros ocultan cómo pueden, también a si mismos...
No nos libraremos nunca de ese juego constante entre la felicidad al estado puro que dura, a veces, un segundo, y las preocupaciones, el nerviosismo, el cansancio, la tensión permanente hacia lo mejor posible, ese mejor que nace de plantearse dudas y resolverlas positivamente, lo mejor que podamos.
Pero esos segundos de felicidad valen como mil kilos de oro, en un hipotético cálculo para valorar si merece la pena o no sufrir tanto, sufrir tanta espera...
Hay cosas que te lo dicen. Cientos de momentos me lo cuentan.
Me dicen que sí.
Merece la pena.
Tengo el privilegio de poder vivir y revivir momentos como los de la salida de las familias (y todo el estupendo trabajo hecho juntos, para llegar hasta allí), por no hablar de la estancia en China con ellas, y después la vuelta (que ya se hace mucho menos, respecto a los encuentros de llegada al aeropuerto de hace 5 o 6 años... qué emocionantes y maravillosos follones se montaban entonces :-) y después recibir fotos, mensajes, encontrarse, verse en Facebook, en la oficina, en la calle, por teléfono...
Por cierto, que si os animáis a entrar en Facebook buscadme, que en esa plaza de pueblo que es Facebook, ni más ni menos ;-) nos podemos contar muchas cosas y es un sistema fácil de estar al día, de saber lo que se hace, de ver a los peques crecer, de contarnos las arrugas los papás ;-)))
En fin, que también esta mañana han salido hacia China unas cuantas familias. En su expresión no estaban los casi 5 años de espera, no.
Estaba la alegría y la emoción del viaje, las horas casi que faltaban para abrazar a sus niñas y niños.
La rueda de la percepción del tiempo revoluciona en nuestra cabeza a velocidad variable.
Cuando llega el momento de cambiar de escenario, el telón se ha cerrado sobre el drama anterior, casi todo se olvida, y se sigue andando, y a buen paso :-)
Tu post me hace pensar en varias cosas. Lo primero en nuestro propio viaje, del que pronto se cumplirá el primer año. La mano mimosa con la que preparásteis todo, la sensación de estar arropados y atendidos sin sentirnos agobiados o invadidos, el cariño que dais y la seguridad que transmitís.... podría decir muchas cosas de nuestro viaje y siempre tendría que mentaros.
ResponderEliminarOtra cosa en la que he pensado al leer tu post es la envidia que me da el trabajo que haceis. Estar cerca de personas que viven tanta felicidad y poder compartirla es todo un priviligio. Y estar "tan cerca" de China es otro privilegio.
Os felicito, por lo que hacéis y lo que tenéis.
Un abrazo
Carmen
Aun me queda bastante por ir a por mi segunda adopción, somos de julio/2007, pero al leerte se me hace un nudito en el estómago de tan solo imaginarnos a nosotros yendo de nuevo para allá a vivir de nuevo ese mágico momento.
ResponderEliminarCuanta razón tienes con lo del telón, en cuanto se baja y sube todo lo malo se olvida.
Ay, que ganas tengo....
Marta
Nosotros fuimos de las dos familias afortunadas que salimos de Barcelona ese dia, nos encontramos casi de casualidad, y nos reconocimos casi instantaneamente, estabamos nerviosos, ilusionados, asustados, ilusionados, ilusionados, ilusionados. Es increible. Cuando por fin llegamos a Pequín, nos encontramos con las otras dos familias del pais vasco. Lo mas alucinante de todo la capacidad de hablar de sentimientos intimos, y hasta ese momento casi ocultos con unos desconocidos que desde ese momento casi son de tu familia. Incluida la guia, a quien llegamos a querer mucho, estando en china y con la tristeza de dejarla, con promesa formal de encontrarnos en un futuro proximo en España, daba tristeza dejar alli a Ana, que fue nuestra guia, y acabo siendo una tia para los niños. Gracias. Paqui , Ramon Helena y Marina Xianya.
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