Guerra y paz


Las injusticias son por todas partes. Desbordan nuestra capacidad de atención. Nos ponen en el compromiso de dudar constantemente si tenemos derecho a declararnos felices.
Por otro lado es necesaria cierta dosis de egoísmo, para dejar que la rabia no nos ofusque. La obligación es denunciar, sin renunciar a momentos de vida serena.
Debemos transmitir a nuestros hijos la idea que queda mucho por hacer para que este mundo sea sólo un poco más justo, pero que el primer paso tenemos que darlo en nuestra casa.

Mientras escribo estas profundas reflexiones ;-) las tres casi se pegan peleando por una tontería.
Intervengo, busco los motivos de la pelea. La chispa de tamaña explosión de enfado es nimia, por supuesto, pero ninguna quiere admitirlo, ni dar un paso.
Soltarle una larga parrafada de poco serviría. Me limito a dos frases.

Les digo, simplemente, que piensen en una cosa: antes se lo estaban pasando pipa, jugando tranquilas, y ahora lo están pasando fatal, enfadadas, con la lagrimilla a punto de caer, mirándose mal y pensando quién sabe qué cosas la una de la otra.
La guerra trae sólo dolor y sufrimiento. Merece la pena hacer un pequeño esfuerzo para evitarla.

El esfuerzo no tiene que ser tan pequeño. Rompen el juego. Cada una se va a hacer sus cosas. La pequeña se queda en los brazos del papá. Dulce abrazo reparador.

La paz requiere de grandes dosis de sabiduría, inteligencia, paciencia, requiere replantearse constantemente el instinto que nos lleva a dar más peso al orgullo y al enfrentamiento, los cachorros empiezan a pelear instintivamente.
La paz es fruto de la inteligencia aplicada sin pausas, y con esfuerzo. Es una conquista complicada y siempre a riesgo de perderse.
Hay que plantar semillas en sus cabecitas en formación, sin pretender que sea fácil, ni cómodo y teniendo siempre claro que las mejores siembras se pierden con mayor felicidad si no se cuidan constantemente.
La mayor ya en plan adolescente me contesta que nada de paz, que ella quiere la guerra.

Al cabo de un rato les llamo para leer lo que acabo de escribir.
Me escuchan.
Hablamos un rato, comentando lo leído.
Se echan en cara todas las veces que este verano se han aliado la uno con la otra en contra de la tercera. Jolín, menuda memoria tienen :-)) Pero se habla y se hablan. Bien.

Al final Violeta quiere escribir algo, aquí lo tenéis:

"a veces la hermana mediana quiere hacer un juego que se ha inventado la hermana mayor, pero la hermana mayor no lo quiere hacer."
Toda una declaración :-))
La mayor, repito, ya en plan adolescente, no quiere ser menos y escribe:

"MI HERMANA ESTA FATAL DE LA COCOROTA Y ES MUY PESADA"

y me piden tener cada una un blog.
¿Qué haríais en le blog? pregunto.
Insultarnos!! y se ríen a carcajadas.

 Mientras escribo estas últimas frase están las dos jugando, juntas, de momento sin pelea. A ver lo que dura.
Pasito a pasito. Mirando más allá de lo inmediato.


Este post empezó con la frase: "Las injusticias son por todas partes" después de la lectura de una noticia, que copio abajo.

El 90% del agua de la Franja de Gaza no es potable, debido sobre todo a su alto contenido de sal, declaró el sábado un responsable palestino a cargo del suministro de agua a los municipios costeros de Gaza.

Y esta mañana he escuchado una noticia sobre la situación de los mismos territorio que según al periodista había mejorado mucho. Por ejemplo: en los últimos meses sólo han sido encarcelados sin acusación alguna, 389 palestinos, mientras en el mismo periodo anterior fueron más de 1800. "Encarcelados sin acusación" ... Realmente una situación mágnifica.... diosmio...


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fuente de la foto: Mis zapatos nuevos, galería de Héctor Branda

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Comentarios

  1. ja ja ja

    Desde luego, está claro que ya no están enfermas!

    Saludos,
    Eva

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