Nada se resuelve para siempre

Convivimos con la idea, muy ingenua, que la experiencia sirve. 
Que el conocimiento previo de las consecuencias de ciertos actos nos protege y que, gracias a eso, no cometeremos de nuevo el mismo error. 
Lo cometemos no una sino muchas veces, a pesar de todo.
Cualquiera que preste un poco de atención a lo que pasa a su alrededor (pedir que se observe uno a si mismo es demasiado pedir, ya lo sé), cualquiera decía sabe que la conocida definición del hombre como el único ser vivente capaz de tropezar dos veces con la misma piedra se queda corta.
Otra vez leí una definición mucho más acertada, es una pena que no recuerde el autor.
La experiencia es esa cosa que nos permite conocer de antemano las consecuencias de nuestros actos, pero en ningún caso algo que nos permita evitar de cometer los mismos errores.
Ni los que cometieron nuestros antepasados lejanos, ni los que cometieron nuestros mismos padres y menos los que ya cometimos nosotros.
Eso no quita que, como padres, podamos permitirnos el lujo de olvidarnos de la siembra.
Hay que sembrar. Trabajar la tierra, poner todas las semillas que podamos, regar y esperar. Tened paciencia, algunas semillas crecerán.
Muchas menos de las que nos gustaría.  Cierto.
Ni más ni menos de los que sufrieron, vivieron, desearon nuestros padres.
Uno puede creer que después de decenas de miles de adopciones internacionales, cientos de artículos y reportajes en los medios,  películas, pero más todavía: el conocimiento directo y personal de casos de adopción internacional, tendría que servir para que se evitaran las tonterías más grandes referentes a la adopción internacional en la escuela, entre los amigos y conocidos, en esos mismos medios que tanto han hablado de ello.
Pero no es así.
En la lista de correo de AFAC, por hacer un ejemplo, en estos días hay una conversación muy interesante sobre la actuación de un profesor que hablando de China se metió de pleno en el tema de la ley del hijo único,  adopción internacional,  el documental las habitaciones de la Muerte, etc. sin ese mínimo de conocimientos necesarios, sin perspectiva temporal y sobretodo sin ese mínimo de sensibilidad, que seguro mucho daban por supuesta y que no, no apareció en la clase del susodicho.
Considerando que en su clase había una, por lo menos una chica que habías sido adoptada en China.
El mundo es muy pequeño, pero a menudo inabarcable. Hoy con los medios, la red, los foros etc. es aparentemente más fácil conectar con millones de personas. Pero siempre es poco. Siempre saldrá el ignorante de turno que se atreve a tratar un tema tan delicado sin un mínimo de formación y de información.
Así va el mundo :-)


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