Septiembre


Es un mes especial.
De días que se acortan y de luz mágica.

A pesar de que el verano no ha acabado, tengo la sensación de que sí.
Faltan todavía un par de semanas para que las peques empiecen la escuela, pero es cómo si no faltara nada.
El calor sigue apretando, pero el mar está ya lejano.

¿Cómo puede cambiar tanto la percepción del tiempo según nuestro estado de ánimo?

La tensión transforma las horas en minutos o, al contrario, los segundos en momentos interminables.
Con un poco de entrenamiento podemos modificar extraordinariamente nuestra percepción del tiempo.
Y sufrir menos.

Cuando algo me agobia por que no llega, corto por lo sano, me dedico a otra cosa.
Cuando tengo el tiempo muy justo para acabar algo, y la tensión para terminarla llega a sobreponerse a mi concentración con la tiritera del no llegaré, no llegaré... me paro y hago, por unos minutos, una cosa que no tiene nada que ver.
Vuelvo y acabo.

A veces, casi siempre, creemos de estar al límite no por que realmente lo estamos, si no por que no somos capaces de pensar en otra cosa.

Por cuanto importante y fundamental sea "esa cosa" no será nunca la única.
Lo complicado en estos caso no es detectar el error de actuación, si no ser capaces de corregirlo.

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