Un día

Un día te sentirás tan antigua, como ahora sientes a tu padre.
 Llegará, ese día que no podré ver, cuando alcances a sufrir mi edad, disfrutando de ella. Llegará. Puede que entonces me estés echando de menos.

Como yo echo de menos a mi padre, cómo duele echar de menos a una Madre.
Pensarás en esos pesados que no paraban de escupir supuestamente sabios consejos. Pegajosos de besos, caricias y te quiero.

Ahora, hija mía, me descubro pensando en ellos y en el gesto de... pero no, ya no pueden contestarnos. No están aquí y duele mucho saber que nunca más nos estarán esperando con alegría y preocupación. Ni sabios y aburridos consejos, ni besos, ni te quieros, que tanta falta me hacían, y ahora, y siempre.

Hay silencios que pesan ¿verdad? Porqué no se pueden romper, más que con nuestra fantasía o nuestros recuerdos, que son ya casi lo mismo.

Cuando mi padre estaba en los últimos aliento por esa infinidad de achaques que lo llevó a la tumba - demasiado pronto, siempre es demasiado pronto - me dijo que se arrepentía de todas las veces que no pronunció ese “te quiero” que en ese momento tan feliz le hacía pronunciarlo. Eran otros tiempos hijo mío, mi padre nunca me lo dijo, mi padre nunca me dió un abrazo. Eran otros tiempos, hijo mío.

El tiempo pasa, puede que lento, rapidísimo o infinitamente pesado. Siempre arranca a nuevos ritmos. Si no actuamos pronto, no nos dará tiempo de corregir lo que sentíamos, pero no fuimos capaces de decir o hacer.
Nunca da margen el tiempo para volver atrás.
Hay que hacer algo antes de que no haya tiempo para los arrepentimientos.

Hija mía, a veces cuesta sacar lo mejor de uno mismo, y es tan fácil que salga lo peor.

 A ratos estaré en tus recuerdos. No sé cuales, ni si provocaré una sonrisa o una pequeña lágrima. Se deslizarán por la mejilla luchando con tu presente. Se abrirá paso sí, o sí. Los recuerdos, por suerte, volverán a refugiarse en la parte más bonita de tu preciosa cabeza.

Pero en algún momento serán tristes y esto me duele, tanto duele esa ausencia que me gustaría ser olvidado para haceros menos daño.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nadie es prescindible

El dragón que devora el sol