Escapada sin niños
Ayer Mercé Vilaseca, en su Blog Un mar d'amor nos contó del fin de semana romántico con su marido :-) Felicidades pareja!!
Bueno a parte lo bonito que resulta leer en esas líneas los sentimientos de una pareja que se quiere, hay un tema importante que de vez en cuando se nos olvida.
Para ser buenos padres necesitamos transmitir a nuestros hijos vibraciones positivas.
Ellos no sólo necesitan, si no que tienen derecho a no asumir el peso de las preocupaciones de los papás.
Cualquier cosa hagamos, por bonita que sea, y más si bonita no lo es tanto, necesita un descanso.
A veces no nos damos cuenta, pero llegamos al límite y se nos agota la paciencia, por no haber sido capaces de parar un momento, pausa de reflexión, pausa de descanso, pausa para un cambio...
Queremos a nuestros hijos con locura, pero esto no significa que tengamos que renunciar a todos los espacios personales.
Es verdad que más a menudo se oye y se ve que los padres están menos de lo necesario con sus hijos, por que el trabajo lo ocupa todo, se adueña de nuestras vidas y nos deja rendidos al final del día, incapaces de ofrecer a los pequeños esas horas de calidad que son los cimientos de una familia serena y feliz.
A menudo, en estos casos, entra en juego la sensación de culpabilidad, que empuja a reacciones todavía más dañinas: estressados por el trabajo, preocupados por no conseguir dar el tiempo a los niños, en lugar de mejorar pasito a pasito, aunque sea un poquito, ese todo que no funciona, actuamos con excesos y concedemos a los peques ese superfluo, que no le sirve para nada.
Nuestros hijos necesitan sonrisas, más que sinceridad a toda costa.
Hay que esforzarse y pelear con las energías que te arrastran hacia el otro lado, para no pasarse en ninguno de los sentidos.
Mucho depende también de nosotros, aunque nos pueda costar admitirlo.
Así que por un lado hay que luchar para organizar nuestro tiempo de una forma que permita espacios de calidad en todo lo que hagamos.
Cuando estamos con los niños hay que ser alegres y de buen humor.
Cuando volvemos a casa enfadados o nerviosos, por ejemplo por asuntos laborales, hay que pararse frente a la puerta y antes de dar la vuelta a llave, respirar hondo y borrar de nuestra cara las arrugas de la preocupación.
No carguemos a los pequeños con problemas que no tienen que asumir.
Bueno a parte lo bonito que resulta leer en esas líneas los sentimientos de una pareja que se quiere, hay un tema importante que de vez en cuando se nos olvida.
Para ser buenos padres necesitamos transmitir a nuestros hijos vibraciones positivas.
Ellos no sólo necesitan, si no que tienen derecho a no asumir el peso de las preocupaciones de los papás.
Cualquier cosa hagamos, por bonita que sea, y más si bonita no lo es tanto, necesita un descanso.
A veces no nos damos cuenta, pero llegamos al límite y se nos agota la paciencia, por no haber sido capaces de parar un momento, pausa de reflexión, pausa de descanso, pausa para un cambio...
Queremos a nuestros hijos con locura, pero esto no significa que tengamos que renunciar a todos los espacios personales.
Es verdad que más a menudo se oye y se ve que los padres están menos de lo necesario con sus hijos, por que el trabajo lo ocupa todo, se adueña de nuestras vidas y nos deja rendidos al final del día, incapaces de ofrecer a los pequeños esas horas de calidad que son los cimientos de una familia serena y feliz.
A menudo, en estos casos, entra en juego la sensación de culpabilidad, que empuja a reacciones todavía más dañinas: estressados por el trabajo, preocupados por no conseguir dar el tiempo a los niños, en lugar de mejorar pasito a pasito, aunque sea un poquito, ese todo que no funciona, actuamos con excesos y concedemos a los peques ese superfluo, que no le sirve para nada.
Nuestros hijos necesitan sonrisas, más que sinceridad a toda costa.
Hay que esforzarse y pelear con las energías que te arrastran hacia el otro lado, para no pasarse en ninguno de los sentidos.
Mucho depende también de nosotros, aunque nos pueda costar admitirlo.
Así que por un lado hay que luchar para organizar nuestro tiempo de una forma que permita espacios de calidad en todo lo que hagamos.
Cuando estamos con los niños hay que ser alegres y de buen humor.
Cuando volvemos a casa enfadados o nerviosos, por ejemplo por asuntos laborales, hay que pararse frente a la puerta y antes de dar la vuelta a llave, respirar hondo y borrar de nuestra cara las arrugas de la preocupación.
No carguemos a los pequeños con problemas que no tienen que asumir.
Gracias Roberto, la verdad es que sienta muy bien a todos los miembros de la familia. Es un mometo "Kit Kat", parafraseando un antiguo anuncio de chocolatinas. Te apeas del rol de mama y papa por un fin de semana y eso es muy sano. Los niños te lo agradecen tambien necesitan el "Kit Kat" para descansar de padres.
ResponderEliminarMercè