Ni santos, ni malvados

(foto Der Spiegel)

La valoración de las familias adoptantes se balancea constantemente entre dos opuestos.

Por un lado somos unos egoistas impedernidos cuyo único deseo es satisfacer nuestra alocada fijación para llenarnos la casa de llantos, olores a caca, pañales, noches de insomnio, rabietas y salpicaduras de papilla y vomitonas, en definitiva de hijos.

Por el otro somos una especie de Ongs encubiertas, cuya finalidad es salvar a la infancia desamparada del mundo a base de llenarnos la vida de alegría, picos cotidianos de felicidad, miradas perdidas en los ojos de nuestros pequeños que nos quieren, non miman, a menudo nos salvan de nosotros mismos llenandonos de felicidad.

Ni la una, ni la otra cosa. Ambas cambiantes y en perpetua evolución y mezcla...

A veces es muy duro, si no a cuesta de muchas explicaciones, peros y paréntesis, paradas y vuelta a trás en nuestra biografía, conseguir que se nos llegue a entender con un poco de ganas, con ese mínimo de abertura mental y sentido común necesarísimos siempre para comprender este mundo y sus habitantes, que por un lado andan movidos por sentimientos muy comunes, hasta sencillos, pero por el otro manifiestan una especialidad diferente, casi por cada uno de ellos.

Si manifestamos sinceramente que nuestro deseo es tener hijos, se entienda que somos necesariamente culpables de algo, de algo seguro, desde quitarlos a su entorno y a su familia biológica a no haber hecho nada para evitar que sus progenitores se encontraran en la necesidad de abandonarlos.
Si manifestamos que nuestra esperanza es que sean sanos se nos mira, juzga y condena sin apelación.
Los egoistas que somos, claro que sí, la verdad que en ningún momento de nuestros tres procesos de adopción mi mujer y yo hemos llegado a desear o esperar que nuestras futuras hijas tuviesen algún problema de salud.
Sinceramente no.

Y cada día me alegro de verlas crecer sanas y fuertes.

Así que no me merezco, ni quiero se me cuelgue ninguna medalla por haber adoptado tres niñas que un su día fueron abandonadas y se encontraban, cuando nos las asignaron, sin familias, en un centro de Bienestar Social, cómo se denominaba en los papeles el orfanato.

Pero tampoco quiero, ni creo merecerlo que se me condene por haber tenido de la adopción y en especial de la adopción de mis hijas una idea y un concepto más cercanos a lo de cualquier padre biológico, natural, espermático o cómo se le quiera definir, y mucho más lejana a esa imagen del santo solidario , generoso, altruista dispuesto a todo por salvar a un niño que sufre.

María y yo, en principio, estábamos dispuestos a mucho, a casi todo. Aunque claro no tiene mérito decirlo ahora que nos han tocado tres bombones.
Teníamos claro que la asignación era un proceso en el que nuestra decisión final tenía que ser necesariamente un sí. Aunque claro, qué fácil decirlo ahora con tres hijas que son las más inteligentes, guapas y alegres del mundo mundial.

Sé que circulan por allí unos individuos que no se merecen la generosidad de juicio que siento me concedéis muchos o algunos de los que estáis leyendo estas líneas y me conocéis.

He abrazado, visto y tratado con cientos ¿miles? de familias adoptantes en estos años.

En algunas, muy muy poquitas ocasiones, me dió un escalofrío el imaginar a mis hijas aunque fuera sólo por un segundo, en la casa de aquellos...

A mis hijas inteligentes, alegres y tremendas, guapas y gritonas, felices pero niñas, con sus historias, sus mentes vivas, sus caprichos, sus llantos, su impertinencia, su necesidad absorbente y total de atenciones, cuidados, paciencia, paciencia y más paciencia.
Su deseo de crecer guiadas y libres, estimuladas sin agobios, abrazadas, queridas, sin exigencias despropositadas, sin ambiciones constrictoras, con medida y con sentimientos desmedidos...
en el sofá manchado de chocolate, regañadas recordando siempre o sin olvidar jamás el lugar en el mundo que ocupa el sofá, el chocolate y ellas...

No es fácil ser papás.
Es más fácil decir cómo está bien hacerlo que hacerlo bien.

Hoy se multiplican los agoreros del desastre futuro, con tantos padres adoptantes que serán incapaces de salir con una nota suficiente de la asignatura de la adolescencia de sus hijos. Unos hijos adoptados cuya mochila se llena, se llena y se llena hasta explotar booooommmm... salpicando del componente gelatinoso producto del desastre familiar a la sociedad, la administración, los profesionales, las asociaciones, los expertos, los amigos y familiares (aunque se sabe que los desastres son mal para algunos y provecho para otros...)

La verdad que espero que no, que no sea tan desastroso el futuro de las familias adoptantes y, sobre todo, de los niños adoptados, o por lo menos no más de lo que argumenta la estadística para la familia en general, sin diferencias de procedencia biológicas o con denominación de origen menos conocida...
Sobre todo espero que esta legítima preocupación no se convierta en condena ni para un sólo inocente.

Por que cómo siempre cerrar la puerta es más fácil y rápido que buscar y encontrar otras soluciones, cuando la situación está cargadas de variables y la necesidad es de soluciones específicas, el camino palagado de dudas, y la obligación moral y ética la de mirar caso por caso, con serenidad y, una vez más, con sentido común.

Sin olvidar que el tiempo de los niños es proporcional a su edad.

feliznavidad

Comentarios

  1. OOOOOOOlé !!
    Chico Roberto , este "post" me ha encantado y estoy totalmente deacuerdo contiogo !! Jo, yo lo que tengo que escuchar casi a diario es eso de : que valiente que eres tu sola y complicarte la vida de esta manera con una cria !!
    Oiga que yo lo que queria es ser madre y ya lo soy y las "complicaciones " deseadas son en realidad vendiciones !!
    Un abrazo 11
    Ah !1 por cierto la mas guapa del mundo munfdial es mi peque, al menos para mi (:(:

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  2. Me ha encantado esta entrada y me encanta vuestro blog, lo suelo leer siempre que tengo un ratito, me viene muy bien la experiencia de los papás con solera jejeje

    Felicidades por esos tres bombones yo espero tener pronto el mío en casa; y sí, también soy muy egoista, deseo que mi hij@ crezca con salud y mucha alegría.... y por supuesto, también me han soltado lo de que "buena obra estas haciendo" por lo visto soy lo más parecido a Santa Teresa de Jesús ja ja ja

    Un beso

    Xelo y Manu

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  3. Vaya por delante que no tengo conocimiento de esas críticas negativas y agoreras que al parecer vaticinan un cataclismo social y humado para cuando los hijos adoptados lleguen a adultos. Entiendo que existen por lo que comentas , que feliz soy en mi ignorancia.
    Pero bueno , de que va esa gente . Vamos a ver , pero que tiene que ver el chorizo con la velocidad. ¿Qué no son nuestros hijos?¿Qué no los habremos educado como tales?¿Qué no habrán crecido en un entorno familiar? Como todos los niños .¿Que tal vez algunos no crezcan con una conciencia inquebrantable y una salud mental a prueba de todo tipo de circunstancias adversas? Seguro , por desgracia , al igual que muchos niños más que han crecido con sus padres biológicos . ¿Y que? ¿Es por eso un delito adoptar a un niño?
    ¿Qué hay padres adoptantes que no deberían obtener la idoneidad? Tal vez , pero no por el hecho de que parecen no ser buenos padres , que por otro lado pueden parecerlo y no serlo , esa es otra cuestión , sino por que el mero hecho de que unas personas juzguen las capacidades de otras es en si mismo un error. Quién esté libre de culpa .....
    En fin , ¿Que nuestros hijos generarán problemáticas en un futuro debido a su condición de adoptados? Seguro . ¿Seguro? ¿Por qué? ¿Por qué han sido amados y entendidos? ¿Por qué han sido criados con la verdad y la realidad de sus orígenes? ¿Por qué han sido tratados como personas en su propia individualidad?¿Por qué sus padres han estado alerta de sus necesidades para desarrollarse debidamente en su condición de hijo adoptado? Pues es posible y por eso los padres adoptantes estamos alerta de sus inquietudes al respecto. ¿Qué puede no consigamos resolver la problemática? También es posible , porque en definitiva somos padres , humanos y cometemos errores , como todos los padres , humanos y que cometen errores.
    Entonces , dejemos a los niños abandonados en sus orfanatos. Allí crecerán sanos y felices , y cuando lleguen a la adolescencia serán jóvenes equilibrados y socialmente adaptados. Por que cuando lleguen a adultos no tendrán ningún tipo de problema y se mimetizarán en nuestra sociedad como cualquier otro.
    No señores , no , ¿Qué pasa ahora? ¿Qué temen haberse equivocado al valorar a las familias? ¿Qué les asusta que alguien les juzgue por no haber evaluado correctamente a unos padres? Aaaaaaa , se sienteeeeeee.

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